viernes, 22 de febrero de 2013

Diario de una dependienta en apuros (IX)

Hace mucho tiempo que no salgo de trabajar con ganas de llorar. Vale, que sí, que hay días muy malos y me quejo mucho, pero hablo de llorar llorar. Mi clientela, en general, es bastante gilipollas, arrogante, maleducada e incluso cruel, pero pienso que es porque la vida les ha tratado mal dándole un pene pequeño/siendo una puta frígida, y se me pasa. Porque yo soy así, benévola y buena samaritana.

Pero hoy he llegado al límite de mis fuerzas, de mi paciencia y de mi deseo de procrear y ser madre de un futuro mapache con más mala hostia que pelos. He conocido al mal personificado, a la musa de Poe, a la niña de Rajoy y la hermana pequeña de Merkel. Una repipi niña de nueve años, malcriada, maleducada, pesada, contestona, ñoña, repelente con un culo y una barriga que nada tiene que envidiar a Falete. Fea, con un pelo horrible, y que casi no entraba en una talla 16.

No, no es crueldad, crueldad es que sus padres permitan a semejante demonio vivir en sociedad. La HIJADEPUTA de la nena apuntaba maneras según ha entrado por la puerta. "Este es mi papi y esta es mi hermanita". Rápido vistazo al padre: unos cuarentaymuchos, pero atractivo, polo de marca (muy caro), pantalones de marca y zapatos de marca. Vistazo más detallado de la "hermanita": rozando la treintena, metro setenta y cinco, bolso de Loewe, botas altas de tacón(azo) de Dior, pero mal maquillada. Todo lo que viste es caro y bueno, pero ella no tiene nada de estilo. O nueva rica o es él quien le compra esos caprichitos. Me daba pena la pobre chica, salir con un tío así y tener que aguantar a su hija dos fines de semana al mes debe ser agotador.

Una hora y media después salían por la puerta y yo ya no sabía qué hacer. Una hora y media aguantando a esa puta niña del infierto contestándome mal, revoloteando como si estuviera en el salón de su casa, no haciéndome ni puto caso cuando intentaba que se probara botas, gritando y tocándolo todo. En un momento dado he perdido los nervios y le he gritado que se estuviera quieta, pero por suerte su padre no estaba cerca y la "hermanita" me ha mirado y me ha sonreído con complicidad.

Después de ver que hoy en día hay padres que toleran ese comportamiento en sus hijos, se me quitan las ganas de ser madre. Porque tengo claro que yo educaré a mi hijo lo mejor que pueda, pero me jode que en el colegio se pueda encontrar con "criaturas" así que lo único que merecen es cogerles de la cabeza y estamparlos contra el suelo. A ellos y a los mamones de sus padres, por inconscientes.

Ya sabéis, si no vais a traer nada bueno al mundo, capuchón o vasectomía. Que para aguantar mamones y gilipollas que nos hacen la vida imposible y ni puto caso, ya tenemos a los políticos.

Bit.

lunes, 11 de febrero de 2013

San ValenCOF COF MAMADAS.

Se acerca San Valentín, una de tantas célebres fechas creadas por y para el consumismo. Si estás con alguien, debes regalar. Si pretendes estar con alguien, debes regalar. Si no lo haces, eres hombre muerto. Porque ríete tú si no le regalas algo por San Valentín a tu novia, que esa noche duermes calentito, y no en el buen sentido. Lo sé, esto va dirigido a los machos que me leen, pero ¿qué pasa con las féminas?

Ay, caris, cuánto os queda por aprender. Nosotras nos lo montamos mucho mejor con eso de "no, amor mío, si no hace falta que te gastes mucho", pero como nos conocéis, nos hacéis un buen regalo. Y vuestra cara de póker al ver que el nuestro son unos simples calcetines, no tiene precio. Bueno, sí, 7.95€ frente a vuestros 80€.

Pero yo, aunque cada mes menstrue religiosamente, en eso difiero de las de mi género. Y es simplemente por una cuestión práctica y moral. Vivimos en España, la España de la crisis, del ahorro, del botellón en casa para luego no pagar a 8€ la copa. Y no podemos permitirnos gastarnos ese dinero en una fiesta tan absurda como esta. ¿Solución para quedar bien y disfrutar juntos? Cof cof ARRODÍLLATE ANTE EL AMOR DE TU VIDA Y HAZLE UNA BUENA MAMADA cof cof. Chicas, es muy sencillo. Quedas como una reina, tu chico encantado y ha salido baratísimo. Y chicos, vosotros haced exactamente lo mismo, una sonrisa y a agacharse al pilón hasta que las piernas nos tiemblen y perdamos la conciencia.

Porque si San Valentín es la fiesta del amor, ¿por qué no celebrarlo como lo hacemos el resto del año? Al menos a mi, eso me hace tremendamente feliz.

Disfrutad mucho y haced miles de guarradas. Eso sí, a mi no me las contéis.

Bit.