domingo, 31 de julio de 2011

¡¡Me han secuestrado!!

Me han tenido secuestrada en un zulo unos albanokosovares durante estos últimos 10 días. Ha sido horrible, la comida era una mierda y no entendía nada de lo que decían. Encima no han echado nada interesante en la tele y estaba muy aburrida. No me han dejado hacer nada, ni tenían piscina los sosos de mierda, ni play ni vibradores ni nada para entretenerme. Creo que aún no me he recuperado del shock, eso es algo que me perseguirá de por vida. Bueno, vale, es mentira, soy una perra y no me he pasado por aquí. Matadme, lo merezco. Pero jo, últimamente no tengo tiempo de nada.

Días muy turbios, muchas cosas que hacer y nada de tiempo. La vuelta al curro fue realmente traumática, pero ¡¡mi jefe se ha ido de vacaciones!! ¡¡YUHUUUUU!! (esperad, he mojado las bragas. Vale, ya está todo limpito de nuevo, prosigamos). Voy a estar un mes sin aguantarle más que 5 minutos de llamada al día. Sólo 5 minutos de "Tranquilo, está todo bien, no se ha quemado, ni nos han robado, no he liado nada importante ni tengo a 4 panchitos colgado de los focos, puedes seguir tomando cervecitas en una terraza" y nada más. NADA MÁS. Si hay algo mejor que mis vacaciones, es que mi jefe tenga vacaciones. Es como otro mes de vacaciones para mi, básicamente no doy palo al agua y vivo en paz y tranquilidad.

Después de este finde de fiesta y perversión, lo necesito. El viernes asistí a la summerpartybeach de mi mami adoptiva. Nos lo pasamos muy bien, la música creo que fue lo mejor de la velada. Y el momento "Como una ola" (que sabéis que no puede faltar en cualquier fiesta que se precie) mientras todos me miraban y yo atacaba un pincho moruno que hacía sus veces de micrófono y alimento para rubias hambrientas. Y pelar patatas a las 5 de la mañana (en serio, ¿qué diría Freud sobre mi adicción a las patatas fritas?). Fue genial la noche, la verdad, morreos varios, exhibicionismo tetuno y escanciado de sidra en terraza. Un show.

Y ayer sábado a Torrebronx. Pensaba que no llegábamos, mi hermana tiene la misma orientación que Colón. En serio, mira que habremos cogido veces la M30 para volver a casa, pero nada, a la tía ni le sonaba el camino. Pero finalmente llegamos y sin perdernos. Me dieron algún regalito más de mi cumple, cenamos y de fiesta. Nos lo pasamos genial, y eso que estuve perdida una hora en mitad de la nada, con gente dándose de hostias mientras yo, en primera fila, iba comentando la jugada por teléfono.

Esta semana se me ha pasado volando, quizá por los efectos de mi cumpleaños. El fin de semana pasado fue un poco turbio, pero he sobrevivido.

El sábado cena con mi mami adoptiva, supuestamente esa noche no iba a salir, así que planeamos algo tranquilito en su casa. Pero sentí la llamada de la naturaleza (la mía, es decir, tajarme hasta cagar tapones de botellas) a eso de la 1:30 y después de celebrarlo nosotras con sangría en sandría (bautizado después por la señorita "Holavenimosanada" como "sandría") y recibir felicitaciones varias, dejé a mi mami adoptiva en casa y me fui de fiesta. Me tajé muy mucho, me reí muy mucho y acabé llegando a casa prontito. A eso de las 9:30 con los churros en la mano.

Me despiertan a eso de las 12, ha llegado un ramo de rosas (monérrimo, hoyga) de mi ex. Jé, qué majete, pero sigo durmiendo. Me levantan a la fuerza, toca ir a comer, que para eso es mi cumpleaños. Y cuando llegamos, ¡¡tachán!! sorpresa. Mi madre, que la mujer es una jodía santa, ha organizado un picnic con mis mejores amigos en el retiro. Así que allí nos plantamos, a la sombra, manteles de cuadros, tuppers y coca cola. Y muchas risas, y la mejor compañía del mundo: mi familia y mis más mejores amigos. Los tengo que querer.

Y ya luego llegar a casa, partidita al Trivial (esta vez no gané, pero habrá revancha, os lo juro) y a dormir hasta el día siguiente a las mil porque estaba destrozada. Porque sí, el lunes ¡¡NO TRABAJÉ!! Y fui la mujer más feliz del mundo.

Y esta semana en el curro bastante rara, de momentos de no hacer ni sombra a estrés total. Pero me encanta, me da para muchas anécdotas. Lo que he echado mucho mucho de menos han sido los momentos Full Monty, pensé que en verano con los calores habría más, pero nada. No se me desnuda nadie y yo con esta desesperación encima, de aquí a nada telarañas que me salen. Si alguno quisiera y yo me dejara...

Y poco más, esperando que llegue el día 11 ya, que mi pequeña Kou baja para los madriles con el pirado del churri y va a ser un finde guachi. Y también viene el valenciano (como diría mi compidepisosupermaja: Gñé!).

En fin, odio el calor de Madrid y más si me toca dormir sola por las noches. Antes yo creo que lo aguantaba mejor, y si no podía dormir, al menos tenía algo divertido que hacer. C'est la vie!

Bit.

PD: Ojo a la última etiqueta que he añadido a la colección. Al valenciano seguro que le gusta.

miércoles, 20 de julio de 2011

La estrella más brillante - Marian Keyes.

"[...]

- No te gusta el ballet, no te gusta la ópera, no te gusta la música. ¿Qué te gusta entonces?
Katie lo meditó.
- Comer. Dormir. Beber vino con mis amigos y hablar de las rupturas de los famosos. - Los días de mentir a un hombre para parecer fascinante habían quedado atrás-
- ¿Comer...? - preguntó él-. ¿Dormir...? -La admiración se reflejó nuevamente en su cara.
Ella había ignorado hasta ese momento que fuera tan interesante.
- Sobre todo comer -dijo.
- No tienes pinta de comilona.
Si supiera la batalla que lidiaba con su apetito... Semejaba un rottweiler luchando por soltarse de la correa para zamparse cuanto encontraba a su paso.
- Tengo una entrenadora personal -confesó.
- Yo también -dijo él.
- La mía se llama Florence. Me saca a correr bajo la lluvia y me hace pegar saltos en el aparcamiento de Tesco. Solo la veo una vez por semana pero confía en que yo entrene por mi cuenta y me siento culpable si no lo hago.
- El mío se llama Igor. Vamos al gimnasio.
- Nunca quise ser la clase de persona que tiene un entrenador personal -confesó Katie.
Pero tampoco quería ser la clase de persona que vestía tejanos de la talla 46, y si la dejaran sola eso sería exactamente lo que ocurriría.
- ¿Qué me dices del próximo sábado? -preguntó Conall.
- ¿Por qué quieres salir conmigo? Seguro que no soy tu tipo.
- No lo eres, pero... -Meneó la cabeza-. Esto, no puedo dejar de pensar en ti. 

[...]"

Sueños (V)

Se despertó temprano. Se levantó después de remolonear un rato y se miró al espejo. Sin sonrisas, sin esperanzas. Comenzó con su rutina un día más. La rutina era ya una vieja amiga, le reconfortaba, le ayudaba a seguir adelante. Sin sorpresas.

A menudo le preguntaban que qué le pasaba. "Niña, cambia la cara, que parece que estás mal guisada" le decía su abuelo. Pero ella simplemente le miraba con esos ojos ambarinos y seguía a lo suyo. Una autómata de la vida, superviviente en su existencia. No sentía, no se lo permitía. Era frágil, débil, quebradiza. No podía sentir, ni añorar, ni amar sin exponerse a la dureza de sus propias emociones. Se conformaba simplemente con eso, con exisitir.

Tenía una vida normal, un trabajo, una familia, unos amigos. Todo iba bien, todo seguía un orden y eso reconfortaba su corazón. "Sin sorpresas" se repetía continuamente. Pero aquel día todo cambió. De repente quiso sentir. Anhelaba saber qué era ser querida y a su vez querer. Su corazón se rebeló, su alma puso en jaque mate a su cabeza y a todo lo que ella, con tanto esfuerzo, había establecido en su vida. "Soy frágil, no puedo permitírmelo" se dijo. Pero el deseo era más fuerte, el ansia la empujaba como un potente huracán.

Y aquella noche allí estaba ella, sentada en las escaleras a punto de romper a llorar. Un torbellino de emociones se había adueñado de su delicado corazón, la cabeza le daba vueltas y todo lo que sentía era tan intenso que hasta se sintió mareada. Intentaba analizar la situación, cada confuso sentimiento que la embargaba y le oprimía por dentro. Deseo, rabia, pasión, celos, amor. Rompió a llorar, las lágrimas brotaban solas, directamente desde el alma. Frustración, anhelos, sueños que casi sentía que podía tocar. Todo estaba allí, frente a ella. Había estado ahí desde siempre, pero la caja había permanecido cerrada bajo llave. Ahora volaban a su alrededor, revoloteando como mariposas de colores. Tan dulces y a la vez amargos. Deseaba tocarlos y a la vez temía hacerlos.

Se secó las lágrimas como pudo y miró a su alrededor. Y le vió. Apoyado junto a un árbol cercano, a oscuras, observándola en silencio. Ella pestañeó sin creer aún que aquello fuera real. Las lágrimas apenas le dejaban ver bien aquella silueta, estaba borroso y se sentía confusa. Él se acercó a ella y sin decir nada se sentó a su lado. Y la besó. Un beso suave, tierno, dulce. Besó sus mejillas y su frente, sus labios y sus manos. Y se abrazaron.

Abrió los ojos y volvía a estar sola. Todo había sido producto de su imaginación, nada había sido real. Ni su presencia, ni sus besos, ni siquiera su abrazo protector. Lloró, lloró amargamente. Se golpeó las piernas con las manos, se odió por dejarse llevar, por ser tan estúpida. Se sentía pequeña, hundida, desamparada. La noche se hizo dia y el día noche. Y jamás, jamás volvió a permitirse volver a cometer aquel error. Jamás volvió a sentir.

Bit.

martes, 19 de julio de 2011

Las cosas que odio.

En mi boca siempre está la palabra odio. Lo odio todo, o al menos en algún momento concreto odio una cosa concreta. Es así, no puedo evitarlo. Me encanta la frase esa de "no puedes odiar sin antes haber amado" pero me la paso por la punta de la peineta, y cualquiera que me conozca o haya cruzado cuatro palabras conmigo lo sabe. Bien, esto es todo lo que odio.

- Odio madrugar. Y madrugar para mi es despertarme con despertador, ya sean las ocho de la mañana o las dos de la tarde.
- Odio a la gente en general. Si partes de una idea negativa, te pueden sorprender y eso te alegra. Si partes de algo positivo y te putean, te jode y te sientes mal.
- Odio esperar cuando he quedado, pero yo siempre llego tarde.
- Odio encenderme un cigarro y que llegue el bus. Mucho mucho.
- Odio el cliente pesado de última hora. Le haces el favor de abrirle cuando YA HAS CERRADO y encima se entretiene sin entender que tú tienes una vida y una casa y que llevas todo el puto día currando y te quieres ir.
- Odio que me intenten convencer de algo cuando yo tengo mi idea bien clara.
- Odio que me hagan llorar. No me gusta que me vean llorar.
- Odio cualquier tipo de insecto. Especialmente arañas y cucarachas.
- Odio que abran el grifo cuando me estoy duchando.
- Odio el sonido del teléfono. Siempre lo tengo en silencio o para que vibre.
- Odio ir de compras y no encontrar nada que me guste.
- Odio fregar los platos. Me puede.
- Odio a la gente que habla alto en el transporte público o en un bar. No me interesa tu puta conversación, gilipollas.
- Odio que me tomen por tonta. Los estereotipos me los paso por el forro de los cojones.
- Odio las películas de miedo. No les veo sentido y me acojonan.
- Odio la sensación de vacío que siento a veces. Me hace sentir pequeña, indefensa y perdida.
- Odio ser tan jodidamente caprichosa, pero no puedo evitarlo.
- Odio tener que fingir cuando algo me desagrada, por eso lo hago pocas veces. Las cosas claras y el chocolate espeso.
- Odio que me interrumpan mientras hablo, porque tengo mala memoria y luego me olvido de lo que iba a decir.
- Odio a las personas que mienten, pero sobre todo a las que mienten en cosas pequeñas sin importancia. Si me mienten en eso no puedo confiar en que me digan la verdad cuando el tema es importante.
- Odio tener a mis hermanas tan lejos, las echo mucho de menos.
- Odio mi cara de los domingos. Es una mezcla entre cabreo, resaca, sueño y nostalgia.
- Odio arreglarme las uñas, me da muchísima pereza.
- Odio que me miren mientras como.
- Odio que me hagan cosquillas, no lo soporto.
- Odio mi propia risa.
- Odio las empanadillas, sean de lo que sean.
- Odio quedarme en casa un sábado por la noche si no tengo buena compañía.
- Odio el atún en las pizzas. Es una aberración.
- Odio que me digan que deje de fumar.
- Odio que me miren de arriba a abajo como si me fueran a comprar en una feria.
- Odio las películas del oeste.
- Odio el calor del verano en Madrid. Soporto mejor el frío.
- Odio la Coca-Cola sin gas, siempre la tiro.
- Odio a los tíos guapos. El mundo y yo tenemos conceptos muy diferentes de lo que es la belleza.
- Odio despertarme con lagunas sobre la noche anterior.
- Odio que me llamen por mi apellido.
- Odio a las viejas que me miran mal cuando no las dejo sentarse en el bus. Suelo hacerlo siempre, excepto cuando llevo 10 horas de pie y ellas vienen de bailar con sus tacones y sus abrigos de pieles falsas.
- Odio esperar en la cola del super.
- Odio la paella y todo lo que lleve arroz, excepto el arroz a la cubana y el tres delicias.
- Odio ser tan jodidamente enamoradiza.
- Odio que me cambien los planes.
- Odio que mi habitación esté ordenada.
- Odio ser tan torpe. Siempre voy llena de marcas, cortes o moratones.
- Odio las faldas de tubo.
- Odio a la gente en general 2.0 (y lo repito porque es lo que más odio, creo).

Otro dia iré con los "me gusta". La lista está incompleta, pero me ha quedado demasiado maniático, y hoy mi jefe se ha jartao de llamarme así.

Bit.

viernes, 15 de julio de 2011

Otra vez solita.

Vuelta a la rutina y a la soledad. Después de días fantásticos, cada uno se ha ido a casa y aquí me he quedado yo, con media botella de ron, dos de sidra, una de licor café y otra de crema de orujo.

Han sido días muy intensos, ha habido muchas, muchisimas risas, gritos, cabreos (una y su mal despertar, ya sabéis), discusiones absurdas, etc. Pero joder, se os pilla cariño. Es como cuando vas a la perrera y te traes uno a casa. Sabes de dónde viene, sabes que puede tener de todo, pero le coges cariño y no quieres devolverlo.

Después de un fallido intento de robo de camisetas molonas (que en cuanto tire pa Valencia pienso robar), maletas hechas y acompañar a los nenes (o nanos) al coche. Volver a casa y llorar amargamente. No, amargamente no, dulcemente, que la cremita de orujo entra de maravilla.

Prometo hacer crónica de estos días, a ver si entre el foro, el twitter y mi maravillosa memoria somos capaces de armar algo decente. Simplemente escribo porque ya os echo de menos y porque algo tengo que hacer hasta que vengan a buscarme para ir a la pisci.

Gracias por todo.

Bit.