martes, 30 de noviembre de 2010

Diario de una dependienta en apuros (I)

Me encanta mi trabajo. De verdad, lo hago porque me gusta. Hay días en los que no, en los que gustosamente le clavaría unas tijeras en los ojos a más de uno, pero una de las cosas buenas de mi trabajo es que me pasan muchas cosas. Siempre vuelvo con alguna anécdota divertida que contar. Y hoy traigo una buena buena.

La verdad es que ha sido como un deja vu, me pasó algo parecido hace casi un año. Por aquel entonces estaba trabajando en una gran empresa, trabajando más horas que el metro y cobrando una auténtica miseria. Pero bueno, ahí estaba yo. Sección ropa interior, para más señas. Por allí andaba yo, colocando un poquillo el cortijo, cuando dos hombres, de unos 30 tacos, se paran frente a mí. Debo decir que estaban bastante buenos, pero dado que iban de la mano, supuse que yo no les causaría la misma impresión que ellos a mi. Uno de ellos se dirige a mí en inglés. Yo pacientemente le escucho, intentando entender lo que me pide sin mucho éxito. Convencida completamente de que el tipo de calzoncillos que me pide no los tengo, niego con la cabeza, aun algo confusa. El tío, que no debe verlo claro, ni corto ni perezoso se desabrocha el pantalón y se los baja en mitad de la tienda, en plenas rebajas, en la calle más comercial de España. En el preciso momento en el que mi encargado aparece por las escaleras, quedándose petrificado ante la escena. Él y los otros 10 clientes que había.

Aquel incidente quedó un poco en el olvido, una anécdota más. Hasta hoy, claro. Estaba yo en mi puesto de trabajo, atendiendo a un señor que quería unos pantalones. Bien, perfecto, le he elegido un par, se los he dado y me he girado de espaldas al probador. Al rato abre el probador, sale y me dice: "No hay nada más desagradable que un hombre en calzoncillos y calcetines". Me he girado y he tenido que darle la razón. El tío, ni corto ni perezoso ha salido del probador en camisa, calzoncillos y calcetines. Como si estuviera en su casa. Tranquilamente, y fuera del provador, ha cojido sus pantalones y se los ha puesto. Al ver la escena, e intentando conservar la poca dignidad que podía quedarme en ese momento al tener que contemplar el espectáculo, me he girado y he esperado a que el "caballero" terminara.

Supuestamente trabajo con gente "distinguida", de clase "alta" y en teoría, con exquisita educación. Pero gracias a Dios y a los nuevos ricos, aquí cualquiera puede pasearse por una tienda en paños menores. Es la segunda vez que me ocurre eso, me empiezo a plantear cambiar de trabajo. Seguro que de escort veo a menos hombres de esa guisa.

Bit

lunes, 29 de noviembre de 2010

Otro año más

Hoy ha comenzado oficialmente la Navidad para mi. En el trabajo empezamos a sacar los adornos, y en la calle una suave nieve comienza a caer. No exagero si digo que he pasado media mañana pegada al cristal de la puerta mirando. Sí, la Navidad ya ha llegado, y con ella, en poco más de un mes, la noche más...LA NOCHE del año. Sí, Nochevieja, ese día tan mágico, tan especial...y puñetero.

Los supermercados se llenan de gente (sí, más aun que a primero de mes) que compra sin ton ni son, todos agobiados porque no llevan suficiente bebida, porque el precio de los langostinos ha subido, o porque no encuentran ese ingrediente que le da el toque perfecto a la salsa. Sacamos del armario nuestras mejores galas, que no está la economía para comprarse otro nuevo modelito, vamos a la peluquería dos días antes porque ese día es imposible encontrar hueco. Llamamos a nuestros familiares y amigos para desearles lo mejor para el nuevo año que entra, y dedicamos un tiempo (corto) a pensar en lo que este año nos ha dejado.


Con todo esto listo, llega el gran momento.

19:00 - Si vives en familia, es LA HORA de pillar el baño. No intentes bajo ningún concepto entrar después, o tendrás que ducharte a manguerazos en la terraza. Y joder, hace un poco de fresco.
19:45 - Si no has acabado, prepárate a morir. Por ciencia infusa, TODOS los grifos de la casa se abrirán para obligarte a salir del baño. Si hay que usar la fuerza, se usará.
20:15 - Te has peleado con las medias, las has roto y has cogido otras nuevas. Te has enfundado en el vestido sin respirar y te has subido a los tacones de 12 cm. Ha sido duro, pero lo has conseguido.
20:20 - Tras sopesar tus diferentes opciones, acabas por maquillarte con el espejito del bolso, pues los baños estan ocupados. Es como Atocha en hora punta, no sabes de dónde sale tanta gente, pero ahí estan.
20:30 - Desde la puerta se escucha LA FRASE: "¡¡O sales ya o nos vamos sin ti!!". Coño, pues iros, tengo las mismas ganas de cenar con la parte "aburrida" de la familia como de que me metan un palo con chinchetas por el culo. Pero no, tu sales divina de la muerte con el neceser bajo el brazo (porque después de la cena TIENES que retocarte) y tu mejor sonrisa.
21:00 - Llegas a casa de la familia, besos, abrazos varios, frases como "Niña, has cogido unos cuantos kilos, ¿eh?". Y tu con cara de gilipollas sonries, aunque en realidad piensas: ¿Y tú? ¿No has visto que puedo confundir tus tetas con tus rodillas?
21:15 - Todos en la mesa dispuestos a cenar. En cuestion de segundos la mesa se convierte en un campo de batalla. Decenas de manos, brazos y cualquier otra extremidad, se pelean por coger la botella de vino, ese trozo de jamón que tiene tan buena pinta, o ese langostino que grita "CÓMEME".
22:00 - Después de haber terminado con los entrantes, llega el primer plato. La gente ya va cocida y se ha puesto hasta el culo de comer, todavía queda alguien peleándose con las patas de cangejo y se resiste a que le quiten el plato. Pero nada, las madres tienen un don especial para eso, nada se les resiste. Te das la vuelta y ya estan en la cocina celebrando la victoria, y tu sin plato y sin patas. Y después el segundo plato, que nunca, pero NUNCA, consigues terminar.
22:30 - Damos por concluida la cena, algunos se lamentan tirados por los sillones y otros siguen dándole al vino, por eso que dicen de que "es digestivo". Te sacan la fruta, la bandeja de polvorones, los bombones, etc. ¿Quien come polvorones después de la maldita cena? Y tú vas a retocarte al aseo y a comprobar que la cremallera aún no ha estallado.
23:00 - Las uvas están sobre la mesa, todas en sus correspondientes cuencos perfectamente decorados y alineados. Las botellas preparadas para ser descorchadas. Y el abuelo dormido en el sofá, con esa típica frase de: "Cuando empiece esto me despiertas". Y tú como una gilipollas de pie (que no se arrugue el vestido), mirando la mierda de programación que hay esa noche y contando los minutos que faltan para que el maldito año acabe.
23:45 - El abuelo despierta a codazos, las madres se ponen nerviosas repartiendo los cuencos "No, ese no es para tí, coge este, que el que no tiene pipas es para el que no tiene dientes" "¡Niña, que no te comas la uvas, que no son para ahora!" "¿Queréis dejar ya de beber?". Y ante ese último reproche, piensas: "Normal que no dejen de beber, porque lo que hay que aguantar..."
23:59 - El momento ha llegado, todos con la vista fija en la tele, la mano dentro del cuenco y la boca abierta de par en par. Y la madre grita: "QUE NO, QUE SON LOS CUARTOS, QUE NADIE EMPIECE A COMER". La primera, todo bien. La segunda. La quinta, comentario del padre: "Joder, que lentos van. A mi me daba tiempo a comerme un bocadillo entre uva y uva". Te ries y la haz jodido, asumes que deberás meterte tres a la vez para reparar tu error. La penúltima, y alguien dice: "Venga, venga, que sólo nos queda una", y otro responde: "Mierda, a mi ya no me quedan". Ahi ya piensas "No te rias, ¡¡traga!!".
00:00 - La gente empieza a gritar, abrazarse, besarse y llorar, mientras la mano mágica abre las botellas. Brindamos por un nuevo año mejor que el anterior, nos volvemos a besar, y bebemos para no morir ahogados por la masa que las uvas forman en la garganta.
00:45 - Sales de casa con una moña de aupa, para meterte en cualquier local más masificado que Torrevieja, donde sabes que te van a clavar, y acabarás tomando chocolate con churros a las 9 de la mañana. "Tradición"

Cada año es diferente, único. Y esa noche es la única capaz de hacer que hablemos de lo acontecido hasta el año siguiente.

Bit

domingo, 28 de noviembre de 2010

Domingo / Sunday / Dimanche

Generalmente los odio, es un día perdido, para pasar la resaca y ver pelis en el sofá. Pero hoy no hay resaca, al menos no de alcohol. Peores, sin duda, son las resacas de besos, abrazos, caricias y confidencias. Definitivamente, odio los domingos. Y hoy encima me toca hacer la comida a mi. Gracias Mercadona, patatas congeladas, huevos y hamburguesas en paquetes de cuatro.

Pero pueden ser divertidos, por qué no. Sin ir más lejos, en un trayecto en coche de aproximadamente 10 minutos puedes desplazar a otro vehículo 1 metro intentando aparcar, tropezarte al salir del coche en plan digna y que encima te aplaudan. Qué sería de mi sin la gente que me alegra los domingos con esas cosas.

Peli, nórdico (y no precisamente un rubio de ojos azules y metro ochenta. Y de estatura también) y un chocolate caliente.

Bit

sábado, 27 de noviembre de 2010

9 de la mañana...

Son las 9:00, hora menos en Canarias. Después de una interminable pelea con el secador, aplastar varias veces la ropa en mi bolsa (ya sabéis, "equipaje de mano") y maldecir en siete idiomas diferentes por diversos contratiempos en los preparativos, me voy. Sí, me voy. Cuatro horas de entretenido trabajo (oh, Dios, GRACIAS por la media jornada los sábados), me voy a pasar el finde por ahí. Probablemente mañana vendré maldiciendo a la T4 (bendita tú seas entre todas las terminales), al aeropuerto del Prat y sus carteles ilegibles (venga, vale, no que son enormes...pero no los entiendo), y las dichosas olivas. Pero me da igual, estoy dispuesta a disfrutar al máximo esas pocas horas de libertad que mi horario laboral me deja.

Quesitos, sugus y muchos lacasitos!!

Bit

viernes, 26 de noviembre de 2010

¡¡Viernes!!

¡Por fin es viernes! Pero me da igual porque trabajo mañana. Maldigo el horario comercial, maldigo la puta crisis, maldigo el invierno y maldigo...¡bah! Lo maldigo todo y acabo antes. Putas ganas de irse ahora a trabajar, con lo bien que me sentaría una siesta aquí en el sofá despues de comer. Pero claro, si quiero comer, tengo que trabajar. Es lo que tiene.

Pero no todo va a ser quejarse, que me espera un GRAN fin de semana. Besitos de lacasitos. Y sugus, ¡muuuuchos sugus!

Bit

jueves, 25 de noviembre de 2010

Qué triste

La noche se presentaba tranquila, hasta que la intransigencia y el ansia de controlar a las personas han hecho acto de aparición. Tristemente en pleno 2010 aun tenemos que aguantar el machismo en la sociedad. Tenemos que aguantar que un niñato que no tiene ni media hostia, nos ponga en evidencia delante de todos, creyéndose el más machote. Chaval, lo estás haciendo mal. Hasta que te cruzas con una tía que no está dispuesta a dejarse aplastar y pisotear. Y como no te gusta lo que la tía te dices, gritas, insultas y pataleas, y te quedas tan ancho. Perfecto, con 20 años aun se te perdona (claro, lo mismo) pero veremos cómo te va la vida en unos años. Gritos, insultos, faltas de respeto. ¿Ése es todo tu valor? Y luego te va a dejar el coche tu puta madre.



Desesperación nocturna. Parte 1

No llevo la cuenta de la cantidad de veces que me he dicho: Tienes que ser constante con el blog. O al menos con alguno de ellos. Pero esta vez sí que sí que lo seré, palabrita. Y claro, con este insomnio que tengo ultimamente, es fácil que lo consiga. Una muesca más a mi cinturón de la mala (malísima) suerte. Y es que no hay nada que me ofusque más que no poder dormir cuando estoy que me caigo de sueño. Y cuando puedo, siempre encuentro algo más entretenido (que no productivo ni útil) que hacer. Ojeras, sois parte de mi.


Bienvenidos a mi pequeño rincón, mi bitácora, cómo no, maldito!

Bit.