sábado, 25 de diciembre de 2010

Sueños (II)

Me miras de reojo y sonries perezosamente, con esa sonrisa que me dedicas después de horas de placer cuando me acomodo a tu lado y me duermo. Acercas tu mano a mi cuerpo, recorriendolo despacio. Mis manos, mis brazos, mis hombros, mi cuello. Lo acaricias con deliberada lentitud, apenas rozándolo con las llemas de tus dedos. Y me besas, me besas con infinita dulzura. Yo me acerco más a ti, sintiendo tu cuerpo pegado al mío, sintiendo cómo poco a poco te vas relajando. Y me vuelves a besar, esta vez con pasión, fuerza, deseo. Mi cuerpo responde a tus besos, tiemblo frágil entre tus brazos. Tú me liberas poco a poco de mi ropa, recreándote en cada botón que desabrochas, con tu pícara sonrisa que sabes que me vuelve loca. Y me miras. Te gusta contemplarme así, a pesar de que sabes que lo odio.

Tiras de mi mano, me agarras con fuerza y me besas. Me besas hasta hacer que me olvide del resto. Tus manos buscan mi placer, me recorren acariciándome, haciéndome estremecer. Me tumbas, echándote a mi lado, y ahora es tu boca la que recorre mi cuerpo con esos besos deliciosos. Tu lengua juguetea con mi ombligo, recorre la corta distancia que le separa de mi pecho, y vuelve a bajar haciéndome gemir. Levantas la cabeza y me miras. Estás despeinado, pero irresistible, con tu mirada lasciva recorriendo mi cuerpo como si fuera la primera vez. Me incorporo y te atraigo hacia mi. Te tumbo en la cama y te beso mientras mis manos bajan juguetonas por tu pecho. Te acaricio, y noto cómo se acelera tu respiración. Me besas, me suplicas con la mirada. Me siento sobre ti y ahogo una exclamación. Por fin te siento dentro, por fin mis sueños más íntimos se hacen realidad.

Bit.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Diario de una dependienta en apuros (II)

¡Vamos, vamos, que estamos que lo tiramos! Pues sí, estas fechas dan para mucho, la verdad. Aunque haya  mucho trabajo y sea estresante, mis días son la mar de divertidos. Es un mal año, pocas compras y mucha gente quejándose de la crisis [Mensaje subliminal: COMPRAD, COMPRAD, ¡COMPRAD!], pero como digo, pasan muchas cosas divertidas.

Llego a la tienda blasfemando (como de costumbre) por la puta lluvia. Miro por el escaparate y pienso que será un día de mierda, pues nadie en su sano juicio sale de compras con la que estaba cayendo, y con la que iba a caer. Pongo la tele, con la esperanza de no volver a trabajar en lo que me queda de vida (joder, es que pensar que tengo que cotizar 45 - o 47 -  años más, quita la ilusión a cualquiera), pero nada, no me toca la lotería. En esto estaba pensando yo, cuando voy a cobrar a un señor que me dice alegremente:

- Hoy he salido de compras, y hace un rato me he dado cuenta que se me han perdido 500 euros. No sé, se me habrán caido o algo, pero vamos, que ya me he hecho a la idea de que los he perdido, da igual.

El tío lo ha soltado tan tranquilo, como el que pierde el bonobus. ¡¡Pero serás mamón, hijoputa!! Se me ha debido quedar una cara de gilipollas alucinante. En serio, llevo todo el día dándole vueltas al tema y no consigo entenderlo. ¡¡Que son 500 euros!! ¡¡Que es más de la mitad de mi sueldo!! Ahí me he cagado en su puta madre, la mía y el Cristo cagando, de verdad.

La tarde ha sido más entretenida, hemos tenido hora y media de frenética actividad, atendiendo, cobrando y envolviendo regalos. El mostrador parecía el del Corte Inglés en plena campaña de libros de texto: muchísima gente, la mitad retrasada mental y la otra mitad con una mala hostia que pa qué. A puntito he estado de morderle un ojo a una GILIPOLLAS. A parte de mirarme con aires de superioridad y cara de mala hostia, que se pensaba que yo era su criada o algo, la tía era bastante maleducada. Y yo con mi sonrisa profident, por dentro ciscándome en sus vivos y sus muertos. Pero bueno, luego un cigarrito pal pecho por el trabajo bien hecho.

Y celebraciones de todo tipo al llegar a casa. Mamá, muchas felicidades. Adoro la Navidad, qué bonito todo, hoygan.

Bit.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Sueños (I)

"Le dió la espalda, mirando por la ventana. A duras penas podía contener las lágrimas que amenazaban con inundar sus ojos. Él se acercó más a ella, podía notar su cálida respiración en su oido. Se estremeció, como cuando su boca había sido vencida por la de él, como cuando su cuerpo había reaccionado a tan deliciosas caricias. Si él hubiese querido, hubiese sido suya, cosa imperdonable para ella.

- Mírame. - ordenó sereno.

Ella se volvió despacio y le observó con una mirada gélida. Cogiéndole del codo, él la apretó contra su cuerpo, lleno de un salvaje deseo. Los pensamientos se agolparon en la mente de la joven como un torrente; se sentía confusa y mareada por la pasión que sentía. Él ladeó la cabeza y se agachó, atrapando sus jugosos labios en un beso rudo. Sofocada, se retiró hasta sentir el frío cristal en su espalda. Posó su mano en el vigoroso cuerpo del hombre, intentando frenar aquellos lujuriosos impulsos.

- Jamás podré perdonarte esto. - una sonrisa se dibujó en el rostro de él mientras la poca distancia que los separaba desapareció, fundiéndose en un apasionado beso. La noche iba a ser muy larga..."

Valientes hijos de puta

Cada día pongo las noticias mientras como algo antes de volver al trabajo; es uno de mis muchos rituales diarios. Y cada día me cabreo, blasfemo, y discuto con el pobre Samsung, que nada tiene de culpa. Matías Prats se escandalizaría de todas las barbaridades que puedo llegar a decir mientras escucho sus noticias entre bocado y bocado.

Hoy, en vez de cabrearme, me he puestro tremendamente triste ante dos noticias seguidas. Perpleja, desolada, triste y más tarde, furiosa he escuchado con atención ambas noticias. Violencia de género, que le llaman ahora. La primera noticia, una mujer desaparecida el pasado fin de semana, vista por última vez con su ex pareja. Nada se sabe de su paradero, si está viva o muerta, una familia destrozada por el dolor y la incertidumbre. Hoy, su ex pareja ha aparecido ahorcado en un poste eléctrico. La siguiente noticia, un hombre que mató a su mujer cuando ésta volvía de llevar a su hija del colegio. Después el marido se suicidó.

Valientes hijos de puta. Mátate tú antes de matar a tu mujer. Termina tu agónica y triste existencia solo, sin necesidad de llevarte ninguna vida inocente contigo. Nada mereces, pues nada has ofrecido nunca. Careces de respeto, cariño, amor o agradecimiento por aquella persona a la que un día llamaste "amor mío".

Estas cosas me crispan. Me enfurecen a la vez que me entristecen enormemente. ¿Acabará esto agun día? ¿Harán algo por nosotras aquellas autoridades que se supone que tienen el deber de hacerlo? ¿Por qué no podemos defendernos de nuestros agresores? ¿Tenemos que esperar a tener un cuchillo clavado en la espalda para que se tomen medidas? No sé qué pensar, este tema me abruma, me inquieta. Pero supongo que en no muchos años, este tema será tan normal como lo son para todos hoy en día las matanzanzas en Irak, que ya ni siquiera nos escandalizan.

Bit.

martes, 14 de diciembre de 2010

Verdades universales (I)

En la vida, como en la guerra, siempre hay vencedores y vencidos. No es fácil representar ninguno de esos papeles: para el primero se necesita ser fuerte y piadoso a la vez. Para el segundo se necesita mucha más fuerza para aguantar y agachar la cabeza, a parte de humildad y obediencia. Pero no es justo que siempre ganen los mismos. Y más cuando tú perteneces al segundo grupo.

Con ganas de ciscarme en los muertos de alguien, otra vez. Maldita navidad, maldito consumismo absurdo, y más maldita aún la puta crisis, que nos vuelve gilipollas y nos exime ante nuestra falta de educación, respeto y moral. Por muy mal que te vaya la vida, por muy jodido que sea todo a tu alrededor, nunca olvides que tratas con SERES HUMANOS, que también tienen problemas, inquietudes y sobre todo SENTIMIENTOS. Si no sabes comportarte como una persona, ni vivir en sociedad, no lo hagas. Nadie tiene la culpa de ello, ni tenemos que aguantarlo. Amén hermanos.

Bit

lunes, 13 de diciembre de 2010

Un cigarrito, por favor.

Empiezo a estar harta de cierto personajillo (lo siento, mi moral me impide calificarle de otra manera). Como viene sucediendo desde hace algunos meses, este "señor" sale de su casa, cruza la acera y se para a mi lado, con su mejor sonrisa (hay que joderse, que el cabrón es más feo que hecho a conciencia) y me pide un cigarrito.

- Anda, niña, dame un piti.

Y yo, al principio con mi mejor sonrisa y después con una algo más molesta, se lo acabo dando. Un día me cansé, le indiqué amablemente dónde estaba el estanco, y no volvió a molestarme. Pero hoy ha vuelto a las andadas.

- Hijos de puta, que han subido el tabaco - ha murmurado pasando a mi lado. Se ha parado, le he sonreido y me ha ofrecido uno, que gustosamente he aceptado.

Ha seguido su camino blasfemando y se ha metido en el bar, mientras yo saboreaba el cigarro. Dudo que vuelva a acercarse a mi, pero ese pequeño gesto, ese cigarro, ha sido mi pequeña victoria. Cantarina he vuelto al trabajo con una sonrisa, hasta que he visto aparecer a los de SEUR. Hijos de puta, siemprea última hora.

Bit

sábado, 11 de diciembre de 2010

Empieza a ser preocupante...

Ahora mismo no sé si reir o llorar. Así de claro.

Hoy me ha vuelto a pasar. Tan tranquila estaba yo leyendo (última moda en tiendas de todo tipo, oigan, otra cosa no se hace), cuando entra un cliente. Sonrío, me sonríe, un caballero de buena apariencia, educado, galante, y muy simpático. Pantalones. Tiemblo instintivamente, no sé por qué. Y zas, sucede lo que tenía que suceder. Allí está el caballero: camisa, corbata, chaqueta, calzoncillos y calcetines. Con dos cojones. Y yo allí plantada, sin saber qué hacer y dónde mirar.

Tercera vez que me pasa en lo que llevamos de año. Hagan sus apuestas, fijo que alguno más lo hace antes de que acabe el mes, y el año. Mañana mismo hablo con mi jefe y exijo aumento de sueldo, por las molestias.

Poco más que añadir, a parte del monumental cabreo por tener que salirme de un centro comercial donde cenaba a fumarme un cigarro. Así, con la fresquita. Entre la crisis, las subidas de precios, el aumento del precio del tabaco...qué quieren que les diga, yo me quedo en mi casa y tan ricamente. Fumo todo lo que quiero y donde quiero, y como por cuatro perras. Y en bragas si me apetece.

Bit

jueves, 9 de diciembre de 2010

De leyes y otras patrañas

Después de unos merecidos días de asueto (laboral, se entiende), vuelvo a mi rutina y a mis lamentos. Porque sí, el trabajo es mi principal fuente de cabreos y blasfemias varias.

 Una mañana poco productiva, miro el periódico, leo un rato unos cuantos artículos y miro el reloj esperando la hora de salir. Hora de comer, llego al restaurante y después de 15 minutos esperando, cuando el local estaba vacío, la señorita de turno cree que es conveniente venir a tomar nota. Pido y tengo que esperar otros 25 minutos, muerta de sed, a que me traigan mi bebida y más tarde mi comida. Cabrones, si me queréis matar al menos podéis esperar a traerme la cuenta, ¿no? El trago hubiese sido más dulce. Empiezo a comer inmersa en la lectura del libro que tengo entre manos, pero lo doy por imposible cuando en la mesa de al lado se sientan 4 chicas de unos 19 o 20 años. Sonrío sabiendo lo que me espera. Y a día de hoy creo que soy la persona mejor informada de lo que ocurre en la facultad de derecho. Palabrita.

Otros 15 min esperando a que el tío tonto de turno decida cojerme la tarjeta y cobrarme, salgo del local. Voy al bar de siempre a tomar café antes de volver al trabajo, discuto un rato con los parroquianos y me cago en la puta madre que parió al gilipollas (o a la gilipollas, que hay de todo) que tuvo la brillante idea de prohibir el tabaco en los baretos el día 2 de enero. A tí te lo digo: ME CAGO EN TU PUTA MADRE.

Vuelvo al trabajo, una tarde bastante aburrida. Entra una chica, bastante amable, educada y de trato correcto y formal. Vamos, una persona agradable que te trata con el mismo respeto con el que la tratas tú a ella y que no te mira como si te estuviera perdondando la vida. Yo me ilusiono, muestro mi mejor sonrisa y la miro con ojitos de perrito abandonado. Hasta que comprendo que es de las típicas indecisas, que te hará dar tres mil vueltas y al final nada le convencerá. Agotada, enfadada y con la moral por los suelos, me vuelvo a quedar sola. Y salgo a la puerta a fumar. Y recuerdo la conversación en el bar y me vuelvo a cagar en los muertos de alguien.

Y llego a casa, pido comida en el chino, recojo un poco y, agotada, me siento a escribir algo aquí antes de que el agotamiento y la pereza hagan de este pequeño rincón algo olvidado. Porque sí, no es gran cosa, pero es mío. Y como es mío, suelto aquí la mierda que me sale de las pelotas.

Bit

jueves, 2 de diciembre de 2010

Jane Eyre

- ¿Y qué es el infierno? ¿Sabes decírmelo?
- Un pozo lleno de fuego.
- ¿Y te gustaría caer en esse pozo y arder allí por toda la eternidad?
- No, señor.
- ¿Qué debes hacer para evitarlo?
- Pues conservarme en buen estado de salud para no morir.

Sólo un niño puede dar esta respuesta. Bendita infancia.

Bit

martes, 30 de noviembre de 2010

Diario de una dependienta en apuros (I)

Me encanta mi trabajo. De verdad, lo hago porque me gusta. Hay días en los que no, en los que gustosamente le clavaría unas tijeras en los ojos a más de uno, pero una de las cosas buenas de mi trabajo es que me pasan muchas cosas. Siempre vuelvo con alguna anécdota divertida que contar. Y hoy traigo una buena buena.

La verdad es que ha sido como un deja vu, me pasó algo parecido hace casi un año. Por aquel entonces estaba trabajando en una gran empresa, trabajando más horas que el metro y cobrando una auténtica miseria. Pero bueno, ahí estaba yo. Sección ropa interior, para más señas. Por allí andaba yo, colocando un poquillo el cortijo, cuando dos hombres, de unos 30 tacos, se paran frente a mí. Debo decir que estaban bastante buenos, pero dado que iban de la mano, supuse que yo no les causaría la misma impresión que ellos a mi. Uno de ellos se dirige a mí en inglés. Yo pacientemente le escucho, intentando entender lo que me pide sin mucho éxito. Convencida completamente de que el tipo de calzoncillos que me pide no los tengo, niego con la cabeza, aun algo confusa. El tío, que no debe verlo claro, ni corto ni perezoso se desabrocha el pantalón y se los baja en mitad de la tienda, en plenas rebajas, en la calle más comercial de España. En el preciso momento en el que mi encargado aparece por las escaleras, quedándose petrificado ante la escena. Él y los otros 10 clientes que había.

Aquel incidente quedó un poco en el olvido, una anécdota más. Hasta hoy, claro. Estaba yo en mi puesto de trabajo, atendiendo a un señor que quería unos pantalones. Bien, perfecto, le he elegido un par, se los he dado y me he girado de espaldas al probador. Al rato abre el probador, sale y me dice: "No hay nada más desagradable que un hombre en calzoncillos y calcetines". Me he girado y he tenido que darle la razón. El tío, ni corto ni perezoso ha salido del probador en camisa, calzoncillos y calcetines. Como si estuviera en su casa. Tranquilamente, y fuera del provador, ha cojido sus pantalones y se los ha puesto. Al ver la escena, e intentando conservar la poca dignidad que podía quedarme en ese momento al tener que contemplar el espectáculo, me he girado y he esperado a que el "caballero" terminara.

Supuestamente trabajo con gente "distinguida", de clase "alta" y en teoría, con exquisita educación. Pero gracias a Dios y a los nuevos ricos, aquí cualquiera puede pasearse por una tienda en paños menores. Es la segunda vez que me ocurre eso, me empiezo a plantear cambiar de trabajo. Seguro que de escort veo a menos hombres de esa guisa.

Bit

lunes, 29 de noviembre de 2010

Otro año más

Hoy ha comenzado oficialmente la Navidad para mi. En el trabajo empezamos a sacar los adornos, y en la calle una suave nieve comienza a caer. No exagero si digo que he pasado media mañana pegada al cristal de la puerta mirando. Sí, la Navidad ya ha llegado, y con ella, en poco más de un mes, la noche más...LA NOCHE del año. Sí, Nochevieja, ese día tan mágico, tan especial...y puñetero.

Los supermercados se llenan de gente (sí, más aun que a primero de mes) que compra sin ton ni son, todos agobiados porque no llevan suficiente bebida, porque el precio de los langostinos ha subido, o porque no encuentran ese ingrediente que le da el toque perfecto a la salsa. Sacamos del armario nuestras mejores galas, que no está la economía para comprarse otro nuevo modelito, vamos a la peluquería dos días antes porque ese día es imposible encontrar hueco. Llamamos a nuestros familiares y amigos para desearles lo mejor para el nuevo año que entra, y dedicamos un tiempo (corto) a pensar en lo que este año nos ha dejado.


Con todo esto listo, llega el gran momento.

19:00 - Si vives en familia, es LA HORA de pillar el baño. No intentes bajo ningún concepto entrar después, o tendrás que ducharte a manguerazos en la terraza. Y joder, hace un poco de fresco.
19:45 - Si no has acabado, prepárate a morir. Por ciencia infusa, TODOS los grifos de la casa se abrirán para obligarte a salir del baño. Si hay que usar la fuerza, se usará.
20:15 - Te has peleado con las medias, las has roto y has cogido otras nuevas. Te has enfundado en el vestido sin respirar y te has subido a los tacones de 12 cm. Ha sido duro, pero lo has conseguido.
20:20 - Tras sopesar tus diferentes opciones, acabas por maquillarte con el espejito del bolso, pues los baños estan ocupados. Es como Atocha en hora punta, no sabes de dónde sale tanta gente, pero ahí estan.
20:30 - Desde la puerta se escucha LA FRASE: "¡¡O sales ya o nos vamos sin ti!!". Coño, pues iros, tengo las mismas ganas de cenar con la parte "aburrida" de la familia como de que me metan un palo con chinchetas por el culo. Pero no, tu sales divina de la muerte con el neceser bajo el brazo (porque después de la cena TIENES que retocarte) y tu mejor sonrisa.
21:00 - Llegas a casa de la familia, besos, abrazos varios, frases como "Niña, has cogido unos cuantos kilos, ¿eh?". Y tu con cara de gilipollas sonries, aunque en realidad piensas: ¿Y tú? ¿No has visto que puedo confundir tus tetas con tus rodillas?
21:15 - Todos en la mesa dispuestos a cenar. En cuestion de segundos la mesa se convierte en un campo de batalla. Decenas de manos, brazos y cualquier otra extremidad, se pelean por coger la botella de vino, ese trozo de jamón que tiene tan buena pinta, o ese langostino que grita "CÓMEME".
22:00 - Después de haber terminado con los entrantes, llega el primer plato. La gente ya va cocida y se ha puesto hasta el culo de comer, todavía queda alguien peleándose con las patas de cangejo y se resiste a que le quiten el plato. Pero nada, las madres tienen un don especial para eso, nada se les resiste. Te das la vuelta y ya estan en la cocina celebrando la victoria, y tu sin plato y sin patas. Y después el segundo plato, que nunca, pero NUNCA, consigues terminar.
22:30 - Damos por concluida la cena, algunos se lamentan tirados por los sillones y otros siguen dándole al vino, por eso que dicen de que "es digestivo". Te sacan la fruta, la bandeja de polvorones, los bombones, etc. ¿Quien come polvorones después de la maldita cena? Y tú vas a retocarte al aseo y a comprobar que la cremallera aún no ha estallado.
23:00 - Las uvas están sobre la mesa, todas en sus correspondientes cuencos perfectamente decorados y alineados. Las botellas preparadas para ser descorchadas. Y el abuelo dormido en el sofá, con esa típica frase de: "Cuando empiece esto me despiertas". Y tú como una gilipollas de pie (que no se arrugue el vestido), mirando la mierda de programación que hay esa noche y contando los minutos que faltan para que el maldito año acabe.
23:45 - El abuelo despierta a codazos, las madres se ponen nerviosas repartiendo los cuencos "No, ese no es para tí, coge este, que el que no tiene pipas es para el que no tiene dientes" "¡Niña, que no te comas la uvas, que no son para ahora!" "¿Queréis dejar ya de beber?". Y ante ese último reproche, piensas: "Normal que no dejen de beber, porque lo que hay que aguantar..."
23:59 - El momento ha llegado, todos con la vista fija en la tele, la mano dentro del cuenco y la boca abierta de par en par. Y la madre grita: "QUE NO, QUE SON LOS CUARTOS, QUE NADIE EMPIECE A COMER". La primera, todo bien. La segunda. La quinta, comentario del padre: "Joder, que lentos van. A mi me daba tiempo a comerme un bocadillo entre uva y uva". Te ries y la haz jodido, asumes que deberás meterte tres a la vez para reparar tu error. La penúltima, y alguien dice: "Venga, venga, que sólo nos queda una", y otro responde: "Mierda, a mi ya no me quedan". Ahi ya piensas "No te rias, ¡¡traga!!".
00:00 - La gente empieza a gritar, abrazarse, besarse y llorar, mientras la mano mágica abre las botellas. Brindamos por un nuevo año mejor que el anterior, nos volvemos a besar, y bebemos para no morir ahogados por la masa que las uvas forman en la garganta.
00:45 - Sales de casa con una moña de aupa, para meterte en cualquier local más masificado que Torrevieja, donde sabes que te van a clavar, y acabarás tomando chocolate con churros a las 9 de la mañana. "Tradición"

Cada año es diferente, único. Y esa noche es la única capaz de hacer que hablemos de lo acontecido hasta el año siguiente.

Bit

domingo, 28 de noviembre de 2010

Domingo / Sunday / Dimanche

Generalmente los odio, es un día perdido, para pasar la resaca y ver pelis en el sofá. Pero hoy no hay resaca, al menos no de alcohol. Peores, sin duda, son las resacas de besos, abrazos, caricias y confidencias. Definitivamente, odio los domingos. Y hoy encima me toca hacer la comida a mi. Gracias Mercadona, patatas congeladas, huevos y hamburguesas en paquetes de cuatro.

Pero pueden ser divertidos, por qué no. Sin ir más lejos, en un trayecto en coche de aproximadamente 10 minutos puedes desplazar a otro vehículo 1 metro intentando aparcar, tropezarte al salir del coche en plan digna y que encima te aplaudan. Qué sería de mi sin la gente que me alegra los domingos con esas cosas.

Peli, nórdico (y no precisamente un rubio de ojos azules y metro ochenta. Y de estatura también) y un chocolate caliente.

Bit

sábado, 27 de noviembre de 2010

9 de la mañana...

Son las 9:00, hora menos en Canarias. Después de una interminable pelea con el secador, aplastar varias veces la ropa en mi bolsa (ya sabéis, "equipaje de mano") y maldecir en siete idiomas diferentes por diversos contratiempos en los preparativos, me voy. Sí, me voy. Cuatro horas de entretenido trabajo (oh, Dios, GRACIAS por la media jornada los sábados), me voy a pasar el finde por ahí. Probablemente mañana vendré maldiciendo a la T4 (bendita tú seas entre todas las terminales), al aeropuerto del Prat y sus carteles ilegibles (venga, vale, no que son enormes...pero no los entiendo), y las dichosas olivas. Pero me da igual, estoy dispuesta a disfrutar al máximo esas pocas horas de libertad que mi horario laboral me deja.

Quesitos, sugus y muchos lacasitos!!

Bit

viernes, 26 de noviembre de 2010

¡¡Viernes!!

¡Por fin es viernes! Pero me da igual porque trabajo mañana. Maldigo el horario comercial, maldigo la puta crisis, maldigo el invierno y maldigo...¡bah! Lo maldigo todo y acabo antes. Putas ganas de irse ahora a trabajar, con lo bien que me sentaría una siesta aquí en el sofá despues de comer. Pero claro, si quiero comer, tengo que trabajar. Es lo que tiene.

Pero no todo va a ser quejarse, que me espera un GRAN fin de semana. Besitos de lacasitos. Y sugus, ¡muuuuchos sugus!

Bit

jueves, 25 de noviembre de 2010

Qué triste

La noche se presentaba tranquila, hasta que la intransigencia y el ansia de controlar a las personas han hecho acto de aparición. Tristemente en pleno 2010 aun tenemos que aguantar el machismo en la sociedad. Tenemos que aguantar que un niñato que no tiene ni media hostia, nos ponga en evidencia delante de todos, creyéndose el más machote. Chaval, lo estás haciendo mal. Hasta que te cruzas con una tía que no está dispuesta a dejarse aplastar y pisotear. Y como no te gusta lo que la tía te dices, gritas, insultas y pataleas, y te quedas tan ancho. Perfecto, con 20 años aun se te perdona (claro, lo mismo) pero veremos cómo te va la vida en unos años. Gritos, insultos, faltas de respeto. ¿Ése es todo tu valor? Y luego te va a dejar el coche tu puta madre.



Desesperación nocturna. Parte 1

No llevo la cuenta de la cantidad de veces que me he dicho: Tienes que ser constante con el blog. O al menos con alguno de ellos. Pero esta vez sí que sí que lo seré, palabrita. Y claro, con este insomnio que tengo ultimamente, es fácil que lo consiga. Una muesca más a mi cinturón de la mala (malísima) suerte. Y es que no hay nada que me ofusque más que no poder dormir cuando estoy que me caigo de sueño. Y cuando puedo, siempre encuentro algo más entretenido (que no productivo ni útil) que hacer. Ojeras, sois parte de mi.


Bienvenidos a mi pequeño rincón, mi bitácora, cómo no, maldito!

Bit.