domingo, 30 de diciembre de 2012

SOS

Hoy he tenido un sueño rarísimo. Alguien me traía un hurón a mi casa porque no podía/quería seguir cuidándolo. ¿Y qué cojones hago yo con un hurón? Pues quedármelo. Era blanco, precioso, muy cariñoso y no se despegaba de mi. Vuelven a llamar a la puerta, otro que me regala un hurón. ¿Qué cojones pasa? Y me despierto.

Me he despertado confusa, con los ojos llorosos y una sensación de amor por esos animales infinita. Nunca he tenido un hurón, ni siquiera me lo he planteado, simplemente no me llamaban la atención antes de mi sueño. Me he levantado y directamente me he metido en google para investigar sobre estos bichitos peludos y monísimos. Y me he enamorado al instante.

Llevo toda la tarde dándole vueltas al asunto. Hace dos años que murió Chispa, la perra más cariñosa y leal que podáis imaginar. Quince años en la familia, muchos momentos, muchas penas y ella siempre ahí para sacarnos una sonrisa. Y en estas fechas me pongo especialmente sensible con estos temas, pues yo también pedí a mi perrita a los reyes cuando tenía cinco años y ellos me la trajeron. Al principio no sabía cuidarla, ¡tenía cinco años! Pero mis padres y mis hermanas me enseñaron a que un perro no es un juguete, es un animal, un ser vivo que tiene necesidades. Que nos necesitan.

Pido un poco de conciencia colectiva. Tu hijo quiere un perrito, un gatito o un rinoceronte, me da igual, pero ten un poco de cabeza antes de comprarlo. ¿Podrás cuidarle? ¿Estás dispuesto a salir de casa cuando llueva para que pasee y haga sus necesidades? ¿A ir un jueves a las doce de la noche al veterinario porque no se encuentra bien y apenas come ni se mueve? ¿A preguntar en cada hotel al que viajes si aceptan mascotas? ¿A conducir despacio para que no se maree y vomite en el coche? Un animal de compañía es aún más delicado que un hijo, pues no tiene la capacidad de hablar, de decir que necesita salir o dónde le duele.

Y por favor, no te gastes un dineral en comprar un animal de compañía. Muévete, infórmate, hay miles de asociaciones y protectoras que se ven desbordadas ante la cantidad de animales que tienen y que necesitan una familia. Perros y gatos de todas las razas. Hurones, jerbos, hasta reptiles y pájaros que son abandonados y que estas asociaciones se encargan de cuidar, alimentar y buscar nuevos hogares.

Quiero hablaros de una que conozco muy bien, Galgos en familia:

http://elrincondelosgalgos.blogspot.com.es/
http://www.facebook.com/pages/Galgos-en-Familia/260923793926970
http://www.facebook.com/refugiogalgosenfamilia.adopciones

Galgos en familia nació del amor y el respeto por estos animales. Los galgos son utilizados, maltratados y asesinados cuando dejan de ser útiles. Son animales nobles, cariñosos y muy listos. Y gracias a la labor de Vera y otros muchos voluntarios que hacen tanto por este refugio, tienen una segunda oportunidad. Son recogidos, cuidados y alimentados hasta que encuentran una familia responsable que se ofrece a adoptarlos.

Sé que no es la tónica del blog, pero me parece algo importante que todos deberíamos tener en cuenta y pensar de vez en cuando. Sobre todo si estáis pensando en ser uno más en casa en estas fechas.

Muchas gracias y un beso enorme. ¡Felices Fiestas!

Bit.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Noches de paz, días de infierno.

Amigos, ha llegado la Navidad. Bueno, en El Corte Inglés llegó hace mes y medio, pero es que esos son unos listillos. Pero sí, la temida navidad ha llegado, con sus cosas malas y sus cosas muy malas.

Entendedme, trabajo en un comercio, y con el paso de las campañas navideñas, aprendes a odiar estas fechas. Pero no es un odio del tipo "ver un papá Noel y matarlo a pedradas" (que ya llegará, calculo que en un par de años), no, es algo más del tipo "me cago en el capitalismo, en el consumismo, en la puta globalización y en el señora agarre usted a su niño, que como lo pille yo le arranco la cabeza". No sé, llamadme rara, pero estar todo el día rodeada de niños malcriados, padres estúpidos y gente impertinente en general, me pone de mala hostia.

Ese "yo soy más importante que el resto, yo tengo más prisa que el otro y tú vas a estar aquí hasta que a mi me de la gana" pues me joden. Yo también soy humana, también tengo una casa y una familia a la que comprarle regalos. Y si tú, hijo de la gran puta, estás en mi lugar de trabajo hasta las nueve de la noche cuando la hora de cierre es a las ocho, pues me jodes. Y mucho.

Me horroriza decorarlo todo. Me horroriza envolver regalos que tres días después me van a volver a traer, en sus divinos paquetes, para cambiarlos por otra cosa. Y lo que más me horroriza de todo es eso, los cambios y devoluciones.

Sí, lo sé, trabajar cara al público es duro, blablabla, todo el año. Pero en estas fechas lo es más. Así que, queridos y queridas (que socialista me ha quedado eso), os quiero pedir un pequeño favor. Cuando estas semanas vayáis a comprar esos regalos para vuestros seres queridos, pensad que la persona que os atiende, que os cobra, que os envuelve los regalos, es una persona como vosotros. Con sus buenos y malos días. Una persona con sentimientos, preocupaciones y responsabilidades. Una persona que a lo largo del día se come muchas broncas, reproches y malas caras de otros clientes. Pensad todo eso, y cuando os despidáis, hacedlo con la mejor sonrisa que tengáis. Quizá eso os parezca una tontería, pero os aseguro que esa persona no lo olvidará y lo agradecerá mucho. Tanto que, cuando llegue a casa, se sentará en el sofá y se lo contará a su familia.

Yo lo haría.

Bit.