jueves, 22 de septiembre de 2011

Diario de una dependienta en apuros (V)

Iba a escribir (oh, sí, aunque parezca increíble) sobre un tema bonito y muy tierno, pero cuando llevaba apenas 3 párrafos me he puesto a lloriquear como una enana y me he dicho "Oye, Bit, que le hables a tus amigos de esto, pase, pero por los mundos de internés donde aún tienes una reputación, pues no" y aquí estoy, sin tener mucho que contar. Y sin mucha reputación tampoco, que ya se encargó ayer mi hermana de acabar con ella de forma brutal en el caralibro. Cría cuervos...que al final te saldrá más barato que tener hermanas.

Semana de 14 días, esto no se acaba. Mucho, muchísimo trabajo, no duermo más de ocho horas desde...¿el día 9? Y estoy agotada. Pero este fin de semana ya no trabajo y voy a descansar y a disfrutar en muy buena compañía. Y en tres semanas vacaciones, que falta me hacen.

Como nota del día, una SOPLAPOLLAS (porque llamarla de otra forma es faltar a la verdad, y eso en este blog NUNCA) que ha venido a tocarme lo que viene siendo el fifi (cortesía de mi adorable hamija y vecina, muy fisna toda ella). Y lo siento mucho, pero esta semana es muy mala para eso. Os pongo en situación, yo sola en la tienda, ATENDIENDO a un cliente. Entra señora hija de la grandísima puta con niña de la mano. Señora fea, muy fea. Niña más fea todavía (qué cruel puede llegar a ser la madre naturaleza y los putos genes).

Señora hija de la grandísima puta: Hola, venimos a por espuelas de rodela.
Bit: Sí, ahí las tiene, justo delante de usted.
Señora hija de la grandísima puta: Pues no las veo.
Bit: Pues tiene usted un problema de visión, pedazo de zorra. (Me acerco) Mire, ahí.
Señora hija de la grandísima puta: Ah, sí (cara de asco)
Bit con mucha mucha cara de asco.

La tía ha estado un buen rato más dando por culo, mi cara de hostilidad era más que evidente, la tensión se podía cortar hasta con un clip cuando de repente...¡¡ZAS!! Llega la hora de pagar. Mi ordenador va un poco lento y a veces se cuelga, y hoy ha pasado.

Señora hija de la grandísima puta: Voy a pagar con tarjeta.
Bit: (Ahora simpática porque ya se iba la pedorra de los cojones) Sí, sin problemas.
Ordenador colgado. Caca, pedo, culo, pis.
Señora hija de la grandísima puta: ¿Estás esperando a que te enseñe mi DNI?
Bit: Sinceramente, me gustaría mucho más darte de hostias hasta encontrar vida inteligente, pedazo de puta. No, estoy esperando a que el ordenador responda (sonrisa de suficiencia).
Señora hija de la grandísima puta: Ah...

Y en definitiva, eso ha sido todo. Mañana más y mejor (estáis que os lo creéis, actualizar mañana, jah. ¡Pringaos!)

Quizá después del finde me pase por aquí para daros un poquito de envidia...ains, felicidad.

Bit.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Septiembre... ¿por qué?

Terrible. Esto es terrible. Ya estamos en septiembre, lo que significa mucho, MUCHÍSIMO, trabajo. Y eso creedme que es terrible. Para mi, para Bit, para la persona que ahora mismo aporrea el teclado con saña. Para el blog es lo mejor del mundo, muchas anécdotas, muchos cabreos...todo muy maldito.

Vuelta de vacaciones, la gente lo quiere todo para ayer. Y yo tengo que hacer como que me importa algo, es mi trabajo. Pero en realidad, en el fondo de mi ser, me rio malignamente mientras pienso que lo llevan claro, que eso tardará al menos un mes. Vuestro futuro está en mis manos, malditos hijos de una hiena.

Pero hay algo que es guay. De hecho es muy guay porque sólo pasa una vez al año y es romper un poco la rutina, pero que cuando estás ahí metida en el jaleo, te parece una santísima mierda. El GRAN concurso. Una semana de trabajar 12h diarias, con una hora para comer, sin fin de semana y mierdas de esas que se acuerdan en convenio. Una semana de estrés pero de momentos divertidísimos. El año pasado, sin ir más lejos, tuve que salir corriendo a vomitar cuando un conocido miembro de una importante e influyente familia intentó ligar conmigo. Patético. Muy patético. Vomitivo. (Bueno, también es verdad que ese día me podía hacer vomitar cualquier cosa, es lo que tiene la resaca, que es muy mala). Pero es divertido, estás en el campo, se supone que trabajas pero en realidad no haces nada. Y encima pagan dietas.

Y después de eso una semana de vacaciones. Y ya estoy haciendo planes muy muy nazis.

Otro domingo más que sumar a la lista de días poco productivos, pero deseando ya que llegue el siguiente (atención a mi etiqueta favorita, que os doy pistas y ni lo veis) y salir un poco de la rutina. 

Como anécdota de la semana hay una muy buena. No la iba a contar, porque fue bastante vergonzosa, pero cosas peores me han pasado. Uniforme: pantalón y camisa. Sujetador algo justo, con esto de las hormonas me han crecido (más) las tetas. Os podéis imaginar la cara del cliente cuando me agaché y una de mis citadas tetas decidió irse de parranda ella sola. Así, sin avisar, traspasando la barrera del sujetador y la camisa. Un show. Digno de ver. Vergonzoso. Rezo desde entonces porque el cliente no vuelva nunca más. O al menos me haya puesto un mote divertido. Señor, qué cruz de vida.

Bit.