miércoles, 28 de marzo de 2012

El por qué de los sueños.

Siempre me he considerado una persona muy soñadora y con mucha imaginación. Cuando era pequeña, me gustaba jugar con otros niños y niñas, pero no era imprescindible; podía pasarme horas jugando yo sola sin aburrirme, inventando historias de todo tipo. A los mayores les asombraba que una niña pudiera pasarse 4 o 5 horas jugando sin molestar ni armar escándalo (y más si tenemos encuenta que estaban acostumbrados a mis hermanas mayores, que Stewie Griffin a su lado es un angelito). Simplemente me gustaba imaginar.

Con el paso de los años no he perdido eso, sino que lo he transformado. Me gusta soñar e imaginar la cantidad de situaciones que pueden darse en mi vida con diferentes personas. Me gusta imaginar que me va a tocar la lotería, que encontraré un curro con mejor horario y mejor sueldo, que tendré la posibilidad (y el chollo) de irme a vivir a un pisito en el centro cuyo alquiler sea inferior a 1800 euros...no sé, esas cosas que supongo que todos pensamos alguna vez. Pero también me gusta imaginarme una tarde de domingo en casa, con mi chico, nuestro futuro perro (que sí o sí y por decisión unánime se llamará Thor) viendo una peli y comiendo palomitas, arropada por mi super manta (tengo que subir alguna foto, es la pera limonera) y esos sueños y pensamientos me hacen la mujer más feliz del mundo. Pero sobre todo me ayudan a llevar mejor mi situación actual (que es poco menos que una puta mierda). Otro sueño recurrente incluye a mi chico y a mi en una playa paradisiaca cerca de Madagascar con un mojito en la mano. Ay, en esa me recreo tanto que estoy morena y uso una talla 36. ¡¡Y tengo pestañas laaaargas y negras, y todo natural!!

Podéis pensar que esa actitud es una mierda, y, cuanto menos, deprimente. Porque lo más probable es que no pase nunca. Y digo yo, ¿y qué? Soy feliz imaginándolo. Y vale, no me voy al Caribe, me voy a Mallorca, pero me da igual porque me voy con la persona con quien quiero ir. Y en vez de un mojito será una lata de San Miguel, y en vez de morena me pondré roja, y en vez de una 36 tendré una 38 (vale, una 40, lo admito, hijos de puta), y mis pestañas seguirán siendo una mierda. Pero seré feliz de todas maneras porque cuando esté tomando el sol y me gire en la toalla, le veré a él. Y eso es lo que realmente me importa y lo que realmente me hace feliz.

En resumen, no me desilusiona imaginar cosas maravillosas que podría hacer, porque aunque no haga esas cosas tan fantásticas, haré otras que aunque no lo sean tanto, podré compartir con las personas a las que quiero. Eso es lo único que tiene valor para mi. Prefiero hacer un picnic en el césped del Retiro con mi familia y amigos que comerme un menú degustación en el restaurante más caro del mundo estando sola. (Por cierto, para que améis y adoréis a mi familia y amigos, lo del picnic en el césped del retiro me lo hicieron el año pasado por mi cumpleaños y fue lo más. Este año pienso repetirlo, pero ya sabiéndolo yo, que el año pasado quedé como muy pardilla porque no me pispé de nada). (Son muy cabrones, pero les quiero).

Soñar es maravilloso. Compartir tus sueños, mucho más. Pero lo mejor del mundo, para mi, es compartir mi vida con la gente a la que quiero.

Besos muy muy grandes, ya formáis parte de este rincón.

Bit.

jueves, 22 de marzo de 2012

Porque sí.

Te estoy escuchando a través del micro cantar en catalán. Me estoy intentando aguantar la risa, porque cantas mal, pero te gusta y a mi me gusta verte cantar. Hoy es un día raro, hace mucho tiempo que no encendemos el messenger y hacemos videollamada, somos más de colgarnos del teléfono, pero nos apetece vernos aunque sea a través de la pantalla. Y tú ni siquiera sospechas que estoy escribiéndote a ti, y más desde que te dije que nunca más lo haría. Pero no sé, estoy ñoña y te echo de menos más de lo que me gusta reconocer. Ya, ya lo sé, hace nada que nos hemos visto, y en poco más de una semana nos volvemos a ver, pero después de todo este tiempo, eso ya no me consuela.

No puedo evitar mirarte leyendo la pantalla, tan concentrado que se te pone cara de padre. Eres tremendamente guapo, tanto cuando estás serio como cuando sonries. De hecho, cuando me sonries a mi estás mucho más guapo porque te brillan los ojitos y me haces derretirme. ¿Te he dicho ya que te quiero? Porque te lo repetiría mil veces al día para que nunca se te olvidara y pudieras sonreir todo el rato. Quizá lo ves todo demasiado cursi, pero es que sabes que de vez en cuando me dan estos venazos cursis y luego te mando a paseo. Soy así, y en el fondo te divierte.

Has parado de cantar, supongo que te darás cuenta de que llevo mucho rato tecleando y querrás saber en qué ando para que te lo pase y lo leas tú también. Así que le daré a publicar entrada y te diré que entres, para que sonrías un ratito y te vayas contento a la cama.

Dios, te echo mucho de menos cuando estás tan lejos. Me consuela pensar que ya queda poco. Y me gusta imaginar todo lo que está por llegar, Thor incluído.

Te quiero, mucho, mucho, mucho.

Bit.

martes, 20 de marzo de 2012

Fallas 2012

Juro que esta vez tengo excusa, y es muy buena. ¡¡He estado en las fallas!! Y debo decir que me lo he pasado muy de puta madre. Y como prueba, mi colchón, que tiene un agujero en el centro de la paliza que le he dado al volver. Sí, he dormido muuuusho.

Como decía, me lo he pasado muy bien. Y creo que más que nada ha sido por la compañía (peloteo, peloteo, boing boing boing). Pero es verdad, probad a ir a un entierro con @Paradonovalia, @Bitidechocolate y @Ozone87 que os aseguro que va a ser el mejor en el que hayais estado. Si es que son la hostia estos tres, y encima había toneladas de cosas bebibles y alcohólicas para ponernos a tono.

Llegamos, cervecita, mascletá, más cervecita a y a dormir la siesta. Para no cansarnos. Cenitas, quintos, cubatas, y de fiesta, que es lo suyo. Y así más o menos en bucle 3 días. Y yo cada 10 minutos "quiero ser fallera, quiero ser fallera, jolín que monas van, que yo quiero ser fallera". Hasta que pasé por un escaparate, vi los precios y oye, que igual sale más barato colgarme las cortinas de casa encima, ¿no?

Pero en general ha sido un fin de semana increíble. Los valencianos todos muy majos, muy rebonicos y todo genial. Eso sí, jamás entenderé qué clase de padre lleva a su niño (en carrito, olé sus huevos) a una calle con unos 7 millones y medio de personas a ver luces o escuchar petardos. ¿Tan poquito les quieren? Ah, y la gente con muletas y sillas de ruedas...¡¡HIJOS DE PUTA, QUE ESTÁIS DE BAJA EN EL TRABAJO, QUÉ COÑO HACÉIS EN UNA PUTA MASCLETÁ!! Pero nada, todo super buen rollito. ¡Y tiré petardos! Más orgullosa yo, tirando chinitos que son los que tiraban los nenes de 4 años...si es que ya me hago mayor, qué bonito todo.

Pues lo dicho, que el año que viene repito. Volveré a irme de fallas, con mi amigos y con él, el maldito valenciano de mierda que me encanta y me vuelve loca y...en fin, que qué bonito es esto del amor, ¿eh?

Prometo volver por aquí más a menudo...aunque esto de bloggear feliz, como que pierde un poco la chispa. Las broncas se las echáis a él, que hace que no deje de sonreir ni un segundo.

¡¡Besitos!!

Bit.