martes, 27 de diciembre de 2011

Carta a una hermana.

Hola, enana, ¿cómo estás?

Se de sobra que mal, sino no llegarías mañana por la noche. Mañana hablaremos, pero sabes que a mi eso se me da fatal. Siempre me ha resultado más fácil escribir, es mi forma de expresarme y de liberarme, ya sea escribiendo unos garabatos en un papel o (como ahora) a través de una pantalla. No puedo ser fuerte en todo, y hablar, sobre todo con vosotras, me resulta tremendamente complicado.

Quiero decirte muchas cosas. En primer lugar que soy tu hermana, la pequeña, pero tu hermana, y que te quiero más que a nadie en el mundo y SIEMPRE, pase lo que pase, voy a estar a tu lado y a apoyarte. Y que sólo quiero lo mejor para ti, quiero que seas feliz porque tu felicidad es la mía.

Hace muy poco tuvimos una conversación que me ha hecho pensar mucho. Me ha hecho tenerte presente en cada momento de mi día, intentando descubrir qué necesitas. Y te lo voy a decir, me necesitas a mi, nos necesitas a nosotras, pero también necesitas ser tú y vivir tu vida.

¿Te acuerdas cuando vivíamos en Granada con papá? Cada noche, cuando él se iba a dormir, yo apagaba la radio de mi habitación, cogía un rollo de papel higiénico y me iba a la tuya. Y allí, me metía en tu cama y me ponía a llorar, y tú me abrazabas y me consolabas. Me sentía tan sola, tan lejos de casa...y sólo te tenía a ti, y tú eras lo único que necesitaba. Y salí adelante, gracias a tu apoyo, tan lejos de mi hogar. Te quejas de que esto no es una familia. ¿No lo es? Yo creo que sí. Mi familia eres tú, sois mis hermanas y mi madre, la única familia que tengo. Y os quiero mucho, tanto que haría lo que fuera necesario por veros felices. Y mi hogar es esta casa desde la que escribo. La misma casa con una puerta rota por un puñetazo, la misma casa a la que le falta un poco de suelo en el pasillo y está relleno de hormigón, la misma casa en la que nos han pasado tantas cosas, juntas y por separado. Esta no es una casa, es un hogar, mi hogar, tu hogar, nuestro hogar. Y nosotras somos tu familia. La familia Abril, para lo bueno y lo malo.

Lo que quiero decirte es que estamos aquí para lo que necesites, que esta es tu casa, a la que podrás volver siempre que quieras. Sabes que nosotras no somos de decirnos que nos queremos o nos echamos de menos, somos más de coger el teléfono y decir "Ey, ¿qué tal, qué andas haciendo?" cuando en realidad queremos decir "Te echo tanto de menos y me siento tan sola que necesito que me cuentes que acabas de cagar porque me muero de pena por tenerte tan lejos". Que no lo digamos no significa que no lo sintamos. Y te echamos mucho de menos.

Todo tiene solución menos la muerte, es algo que debes tener claro. Y que aunque la cosa parezca jodida, de peores hemos salido, ¿no te acuerdas? Recuerda cuando llegamos aquí, lo mal que estábamos todas, la de cosas que hemos ido superando. Con una sonrisa, o sin ella en los momentos más jodidos, pero hemos podido con todo. Y ahora podremos con mucho, mucho más, porque somos más mayores y más fuertes.

Te quiero, te quiero con locura como no voy a querer a nadie. Y te juro que no voy a dejar que nada te hunda, porque me pongo a repartir hostias y me quedo sola. Te quiero, mucho, mucho, mucho.

Bob.

lunes, 26 de diciembre de 2011

La gente es MUY gilipollas.

La gente es gilipollas. Se que es algo que os digo mucho, una frase muy recurrente en este pequeño rincón de mierda y vísceras varias, pero hoy os traigo un buen ejemplo. Que encima lo he sufrido en mis propias carnes.

El día ha ido bien, lo normal en estas fechas, mucha gente y buen volumen de venta. A las 8 hemos cerrado, como cada día, pero la chica del taller nos ha traído los regalitos que Santa nos había dejado en su casa, así que mientras yo empezaba a hacer caja, estábamos de charla y abriendo los regalitos.

A eso de las 20:05, con el cierre echado y las luces casi apagadas por completo, entra un matrimonio, que tienen un vale, que sienten llegar tarde, pero que si no nos importa que quieren hacer un regalo y como viven lejos...Mi jefe, que como hombre de negocios no tiene precio, y como gilipollas supremo tampoco, acepta y empieza a atender a ese par de especímenes sin respeto alguno por el trabajador al otro lado del mostrador, es decir, yo.

Después de media hora, se deciden y yo empiezo a envolver las cosas para regalo mientras siguen mirando. En estas estoy cuando el señor, que ha manifestado claramente estar en la etapa crítica de la crisis
de los 40, aunque eso no le exime de ser un retrasado mental y un gilipollas de los cojones, coge una fusta y comienza a golpear el paquete que yo estoy envolviendo, dándome con la fusta en la mano, "Esto me lo pones para regalo". Mi cara ha debido de ser épica mientras pensaba "Sí, te lo voy a poner de regalo después de reventarte la cara a fustazos, SOPLAPOLLAS, y luego metértela por el culo, ANORMAL, para que así le puedas confesar a tu mujer lo que de verdad te gusta, que son las pollas en tu culo de maricón de mierda que es lo que eres, IMBÉCIL". Tanto se me ha debido notar que su mujer se ha acercado a mi y me ha soltado "¿Qué te pasa que estás tan seria?". Esa pregunta me ha pillado completamente desprevenida (PERO SUBNORMAL, ¿NO LO ADIVINAS TÚ SOLITA?) pero simplemente he sonreído, muy profesional yo, "no, no me pasa nada, no se preocupe" y mi jefe, que se ha debido dar cuenta de todo y que me veía en la mirada que me faltaba el canto de un duro para escupirle en la cara, ha venido a mi rescate alegando "es que es ya muy tarde, llevamos desde las 10:00 aquí y nos queremos ir a casa".

Finalmente la feliz pareja se ha ido, espero que a tomar por culo, pero antes de irse nos sueltan la frase final que me ha repateado hasta los higadillos: "Perdonen, es que venimos de Arganda y había mucho tráfico, hemos salido de allí a las 17:00". Mire, señora, sin ofender, ¿me toma usted por tonta? Ni andando se tardan 3 horas de Arganda a la tienda, vamos, ni de rodillas. Si ha salido tarde, dígalo y punto, pero encima de que me tiene 50 minutos más para usted no me tome por tonta porque no lo soy y nada me cabrea más que eso.

Y eso ha sido todo, la gente es gilipollas, cada día más.

 Bit.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Balance del año.

Se acaba el año. Y seguimos tan gilipollas como de costumbre. Y como de costumbre, aquí estoy, para hacer balance de mi año, aunque os cuente cada semana (o algo más, lo sé, ya me flagelo yo solita, mamones) lo que me pasa.

El año empezó regulero. Una relación que no acababa de salir bien, algo cansada y aburrida de mi vida, pero con salud, que se suele decir. Momentos de agobios, dudas existenciales, llegué a plantearme muy seriamente eso de mandarlo todo a tomar por culo, coger la maleta y empezar en otro sitio, lejos de todo. Pero al final me quedé aquí, escribiéndoos al otro lado de la pantalla, y no me ha ido tan mal.


Este año no lo cambiaría por nada del mundo. Cada cosa que ha pasado me ha traído a este día tal y como estoy, y debo decir que estoy muy feliz en todos los aspectos de mi vida.

Me siento mucho más unida a mi familia, he podido disfrutar de mi Herr unos meses y la verdad es que han sido maravillosos. Primero una semana de vacaciones juntas, creo que han sido las mejores vacaciones familiares que recuerdo. Ella y yo, solas, a miles de km de casa. Sol, piscina (playa cero, lo siento), mucha cerveza y mucha comida basura. Y ella. Mi Herr, a la que echo de menos tantísimo ahora que está tan lejos, y que extraño tanto en estas fechas (luego no te quejes de que no hablo de ti en el blog, pesada). Con mi madre creo que mejor que nunca, y es que esa mujer se lo merece. Y a mis hermanas...puta rabia no poder estar con ellas ahora.

El trabajo genial. Sigo fija (OLEEEEEEEEEEEEEEEEEEE) y últimamente mejor que nunca. Adoro mi trabajo, me encanta lo que hago, me encanta la gente con la que trabajo y puedo decir que (aunque suene raro) cuando estoy de vacaciones les echo de menos y llamo para ver qué tal está todo. Eso nunca me había pasado, y la verdad es que es una sensación que me encanta.

Además, este año he conocido a gente maravillosa. Pero maravillosa de verdad, esa gente que quieres tener siempre contigo, y que siempre están. Por supuesto, hablo de mi Akelarre y de la bruja adoptada. Esas tres malas pécoras han hecho de estos últimos seis meses algo inolvidable. También hablo de la secta gallega, a los que espero volver a visitar en su tierra para septiembre, que los echo mucho de menos. Y en general a toda #acampadacasamery que fue maravilloso, mi mejor regalo de cumpleaños. Por supuesto, mi adorada Dailara, que desde hace ya muchos años está conmigo en todo momento y con la que empezaré el 2012 celebrándolo como más nos gusta.

Y pasando a terrenos más delicados...en fin, que no os voy a engañar, que he conocido a alguien. Y la verdad es que me hace muy feliz, tanto como no recordaba que me podía sentir. Fue pura casualidad y se ha convertido en instinto. Llevo meses sin borrar la sonrisa de la cara, y espero que siga siendo así y que no salga corriendo antes de tiempo. Si sale corriendo, espero que como fieles lectores le deis una paliza mínimo. Pero con cuidado, porque estoy enamorada de él, y con lo que me cuesta a mi olvidar a alguien, ya tenemos otro circo montado.

La verdad es que ha sido un gran año. Escribiendo esto he recordado muchos momentos vividos, me he reído de lo lindo y también se me ha escapado alguna lagrimilla. Para este año que entra, sólo espero que sea la mitad de bueno que el 2011, y ya sería demasiado pedir. Y espero que dentro de un año estemos todos aquí para que os pueda hacer balance del 2012.

Muchas gracias a todos, prometo que la próxima entrada será visceral y cargada de rabia, de las que os gustan, pero es mi blog y me pongo cuqui cuando me sale del forro de los huevos.

Muchos besos.

Bit.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Moon River

  ¿Sabes lo que te pasa? No tienes valor, tienes miedo, miedo de enfrentarte contigo misma y decir está bien, la vida es una realidad, las personas se pertenecen las unas a las otras porque es la única forma de conseguir la verdadera felicidad. Tú te consideras un espíritu libre, un ser salvaje y te asusta la idea de que alguien pueda meterte en una jaula. Bueno nena, ya estás en una jaula, tú misma la has construido y en ella seguirás vayas a donde vayas, porque no importa donde huyas, siempre acabarás tropezando contigo misma.