lunes, 13 de diciembre de 2010

Un cigarrito, por favor.

Empiezo a estar harta de cierto personajillo (lo siento, mi moral me impide calificarle de otra manera). Como viene sucediendo desde hace algunos meses, este "señor" sale de su casa, cruza la acera y se para a mi lado, con su mejor sonrisa (hay que joderse, que el cabrón es más feo que hecho a conciencia) y me pide un cigarrito.

- Anda, niña, dame un piti.

Y yo, al principio con mi mejor sonrisa y después con una algo más molesta, se lo acabo dando. Un día me cansé, le indiqué amablemente dónde estaba el estanco, y no volvió a molestarme. Pero hoy ha vuelto a las andadas.

- Hijos de puta, que han subido el tabaco - ha murmurado pasando a mi lado. Se ha parado, le he sonreido y me ha ofrecido uno, que gustosamente he aceptado.

Ha seguido su camino blasfemando y se ha metido en el bar, mientras yo saboreaba el cigarro. Dudo que vuelva a acercarse a mi, pero ese pequeño gesto, ese cigarro, ha sido mi pequeña victoria. Cantarina he vuelto al trabajo con una sonrisa, hasta que he visto aparecer a los de SEUR. Hijos de puta, siemprea última hora.

Bit

2 comentarios:

  1. Cuidado con aceptar cosas de extraños. Y si tenia droja el pitillo?!.

    ResponderEliminar
  2. Era un piti endrojado!!!

    ¿Seguro que te lo dio un personajillo y no un buzón de correos?

    ¡¡Los buzones de correos son el mal!!

    (Sí, vale, necesito dormir más, lo sé...)

    ResponderEliminar