viernes, 6 de julio de 2012

Diario de una madrileña en Mallorca. Basado en hechos reales.

Bueeeenos días, niños y niñas, ya estoy de vuelta. Más o menos, porque me ha faltado tiempo para huir de Madrid y venirme a tierras valencianas. Peeeero, como yo soy mu güena persona y pienso mucho en vosotros, os he preparado un pequeño regalito. Sólo necesitáis unos 500 euros y au, a disfrutar.

El regalo es, ni más ni menos, que una guía sobre Mallorca, de donde acabo de venir más roja que negra y con 3 kilos más (y no precisamente de equipaje). Esta mini guía, de hecho, la vamos a hacer entre el valenciano y yo, él con comentarios en cursiva. Som-hi.


Llegamos el primer día, uno de julio (como los catetos) al aeropuerto de Palma. Una jartá de gente, todos muy rubios, muy altos y muy guapos. Os lo juro, por más que la busqué no encontré a la Klum. Vamos a recoger el coche, y bueno, en pocas palabras, EUROPCAR HIJOS DE PUTA. Ahí se atraganten con mi dinero, se lo gasten en tabaco y les salga un cáncer. Bien, así me gusta, todos atentos. Sigamos.

Nos montamos en el coche, brum brum, este coche es una mierda, (voy a enviar cartas bomba al diseñador del Nissan Micra), brum brum, aquí la gente conduce peor que en Madrid que ya es decir, brum brum, hemos llegado. Primera parada: Hostal Mar del Plata en S'Arenal. Lo sé, no me peguéis, no me llaméis cateta ni nada de eso, era barato, ¿vale? Un sitio limpio, con una gerente loca y vecinos alemanes muy majos. Recomendable un 6 sobre 10. Muy buena relación calidad-precio para ser s´Arenal, y ya sabéis, sitio dormitorio, a menos que queráis beber con niños alemanes deseando follar mientras se pegan con un policía.

Después de asearnos, dejar las maletas y demás, a comer. Cogemos el coche, más improperios pero llegamos por fin a nuestro destino. Ahí lo teníamos, ante nosotros, un puerto náutico (vaya ideas las de mi suegro, más majo el tío, pero vaya ideas), un restaurante moderno-chic, pero de buen comer. Os hablo del restaurante Sa Cantina, en El Toro. La ensalada de queso de cabra un 10 (y eso que yo con las ensaladas de queso de cabra soy exigente, ¿eh? pero muy rica) y luego pa amb oli de jamón y queso. Para 7 personas está bien, para mi fue mucho. Pero joder, qué jamón, madre mía. Tremendo, un platazo "pijo" que casi no puedo acabarme por 10 pavos.

Rumbo a Palma otra vez, unas compras por el centro y a coger sitio para ver el partido. Y os juro que me enamoré. Muy cerca de la plaza de las tortugas (creo que realmente es la Plaça Joan Carles I, pero como soy guiri yo tiro para lo popular, que así nos entendemos todos), encontramos la Bodega Bellver (si pincháis os manda a su página en Facebook, muy cuqui todo). Me enamoré, en serio, sin más. Una bodega que desde que abrió es así, tal como la encuentras ahora. Un sitio pequeño, abarrotado de botellas de vino polvorientas y miles de recuerdos. Y qué coño, que el dueño pasaba un kilo de todo y te mandaba a abrir las neveras y servirte tú mismo la cerveza. ¿Es o no para enamorar? Un 15 sobre 10, sin dudarlo. Repetiré. ¿Quieres cervezas? Te levantas y las coges. Con confianza. Sin esperas ni buscando la disponibilidad del camarero. Un sitio genial.

Segundo día, cogemos el coche y nos vamos hasta Colonia Sant Jordi, a tomar un poquito el sol y a comer por ahí. La playa muy chula (Es Trenc, que vamos a decir... buscad fotos de la playa los que no hayáis oído hablar de ella), turisteo y demás, pero tranquila, limpia y no demasiado masificada. Si queréis comer por allí, nosotros fuimos al bar Jayda. La comida no es nada espectacular, pedimos escalope con patatas y ensalada y una pizza (rica rica) (jamón serrano, rúcula y setas, cojonudo para un snack bar), pero el servicio es estupendo. Acostumbrada como estoy a los restaurantes y bares en Madrid, casi lloro con el chico que nos atendió de lo amable, correcto, educado y atento que fue con nosotros. Si vais de mi parte dejad buena propina, cabrones. Y aquí la rubia se pimpló varias copas de vino blanco que le gustaron mucho pero como es lógico ya no se acuerda. Glu glu glu, ya sabéis.

Por la noche, mi adorada cuñada Ana nos recogió en el hostal y nos llevó (no sin cierta dificultad, pero el viaje fue muchas risas) a un sitio precioso, con unas vistas muy chulas y un ambiente super relajado. Hablo de El Peñón. El vino debo de decir que era delicioso, lo que me preocupa es habérmelo bebido todo y que no lo podáis catar, y la comida muy rica. Chipirones, lágrimas de pollo con una salsa muy rica y revuelto de setas (ÑAM). Muy bonito, ideal para llevar a cenar a la churri, puto vago de mierda.

Un poco de resaca al despertar, pero nada que no pueda arreglar una buena comida (jijiji) y un poco de playa. Ah, y la comilona (jujuju) (vale, ya paro) (lo siento) (¿besis?). Otra vez Es Trenc. Sin palabras, en serio. Playa preciosa, agua limpia y arena blanca. Por no decir que es kilométrica. Una pasada, acostumbrada que iba yo a las playas de Torremolinos (sin acritud, chatis, que os veo). Comimos en el Bar Restaurante Grill Ses Covetes, en Ses Covetes (que no es por repetirme, que eso pone en la tarjeta, os lo juro). Croquetas de espinacas y gambas (un acierto) y parrillada de marisco para dos. Dos-cientos, que se olvidaron de poner eso en la carta. Me cagondeu si cabía una vaca pequeña en la fuente: Calamares, mejillones, almejas, chipirones, rodeada toda la fuente de langostinos, y sobre una base de filetes de merluza. Vino rosado de la tierra y gatitos comilones bajo las mesas. Muy playero todo.

Luego cena en ca mi suegro, no os doy la dirección que os jartáis, mamones.

Y para celebrar el último día, nada de playa, todo turisteo. Nos montamos en el coche, brum brum y a Banyalbufar. Pueblo precioso, camino al pueblo precioso, cabras salvajes en mitad de la carretera, todo muy bonito. Recomendación 100 sobre 10 al restaurante Bellavista (esta chica, que es de letras) (efectivamente, MUY BELLA VISTA desde la terraza). Comimos de lujo y nos trataron mejor aún. Mención especial a la ensalada Tramuntana (queso de cabra, tomate, compota de manzana, caramelo, fresas, naranja y creo que debajo de todo eso había algo de lechuga) y luego muy ricos también los spaguetti con gorgonzola, rúcula y nueces y los tallarines con salmón. Lo mejor que comí en la isla, quitando las cochinadas reglamentarias hehehehehehehehe. Una pasada que yo no pude terminar. Precio espectacularmente barato y ya os digo, el trato impecable. Sale como un Foster's de precio, pero con diferencia lo mejor que hayáis comido nunca.

Para bajar la comida, de compras a Valldemossa. Si váis, las féminas de mi blog tenéis que ir a la tienda Kukadas, bisutería super original y bastante bien de precio, yo arrasé. Los chicos también podéis ir, os dejo mi dirección postal y me mandáis algo, que me supo a poco.

Sólo decir que esa noche cené un Big Mac porque os juro que estaba petada de comida. En serio, no me reconozco.

Y nuestro último día en Palma, triste a más no poder, ultimando compras y a comer de tapeo en la Taberna El Burladero por callejuelas de Jaume III. Un sitio en pleno centro, ni caro ni barato, pero con tapas muy ricas y vino de la tierra (me he hecho experta en vino mallorquín, aquí donde me veis). Pedimos muslo de pato con albaricoque (ñam), huevos estrellados con jamón y croquetas de jamón con setas. Una pasada. Y pa bajar, brownie con helado (chocodelicioso). ¿Somos o no gordos?

Carrera contrarreloj para hacer las últimas visitas y al aeropuerto. Mención especial a @BitxoMaloMalote y compañía, me encantó conoceros y espero que nos devolváis la visita.

Llegué pedo al avión y cansadísima a Madrid, pero el viaje mereció la pena.Ya os contaré qué tal la visita a mis herrs a Londres. Muchos besitos. Yo me llamo Ralph.

Bit.

1 comentario:

  1. Si no hubiese estado en la playa mientras lo leÍa probablemente habría comprado sendos muñecos de voodoo, pero aqui con los niños rociándome la cara de arena con sus orines se lleva mejor. Pues eso, que me han quedao ganas de ir a Mallorca. Sus veo en breve, mangurrianes! Besos en vuestras nalgas pelÚas.

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