lunes, 17 de septiembre de 2012

Estoy hasta los cojones.

Buenas noches, niños y niñas, estoy hasta los cojones. Así, sin más. Hasta los cojones.

"Uy, qué alterada vienes hoy, Bit". No, alterada no, hasta los cojones. ¿De qué? De la gente. "Ya, bueno, pero es que eso es lo que dices siempre". Sí, lo sé, como argumento no es muy novedoso, pero me da igual. Es la simple y pura verdad. No me hace falta ningún estudio por la universidad de Harvard para saber que, cuanto más haces por alguien y cuanto más te esfuerzas por facilitarle la vida, más te jode. Y más grande es la caída.

A estas alturas, y conociendo bien al personaje en cuestión, lo que no me explico es cómo no me lo he visto venir antes. Bit tonta, Bit ingenua. Ya, vale, lo sé. Pero es mi forma de ser, no puedo evitarlo. Ese gran defecto que es pensar que todo el mundo tiene dos dedos de luces y va a hacer lo más lógico. Pero no, la gente es más tonta, más imbécil y más vaga. Y claro, luego pasa lo que pasa.

Pero no todo queda ahí, no todas las decisiones y acciones de una persona le perjudican sólo a él mismo. No, pensemos un poquito. Vuestras acciones (y las mías, que yo no soy precisamente un ejemplo a seguir, ojo) directa o indirectamente tienen consecuencias sobre los demás. ¿Tanto cuesta pensar un poco en cómo lo que hagamos puede influir en el resto? ¿Tanto cuesta pensar que si, por ejemplo, dejo el coche en doble fila y me voy media hora, puedo joder a alguien que tiene prisa por sacar el coche? Es sólo un ejemplo, si alguien me deja encerrado con el coche, lo apuñalo y listo. Por imbécil. Por mierda seca.

Me encanta esa expresión: mierda seca. Contundente. Certera.


Bit.

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