domingo, 4 de noviembre de 2012

Sushi para dos.

Me gusta vivir donde vivo. Un barrio tranquilo, a las afueras de Madrid, pero te plantas en Sol en 15 minutos. Hay muchos parques, niños jugando a la pelota en las plazas de debajo de sus casas mientras sus madres echan un ojo de vez en cuando desde la ventana de la cocina. Señores mayores que se paran a hablar con cualquiera dispuesto a eschucharles. No sé, un barrio normal, de los de siempre.

Nunca le había visto grandes desventajas, excepto lo de tardar una hora en llegar a trabajar, hasta ahora. No hay restaurantes de sushi que repartan por mi zona. Hay restaurantes chinos, kebabs, incluso algún libanés cutre. Tenemos Telepizza, McDonalds y Burguer King muy cerca. Pero NO HAY UN JODIDO SUSHI BAR CERCA. Y en eso he invertido parte de mi tarde, en localizar un sitio que estuviera medianamente a mano (según Google Maps a unos 5.6 km) y que repartieran por aquí.

Y ahora estoy nerviosa, retorciéndome mientras miro el reloj, esperando que a las 21.15 llamen a la puerta y por fin llegue mi ansiada cena. Porque ni siquiera estoy totalmente segura de que vaya a llegar, y mi chico me ha quitado la custodia del teléfono para que no llame cada cinco minutos preguntando por mi pedido.

No, no estoy loca ni embarazada, QUIERO CENAR SUSHI.

Bit.

1 comentario: