Por ti.

Hoy me veo en la obligación moral (y qué cojones, me apetece) de dedicarle esto a una persona muy muy especial. El que no esté dispuesto a vomitar purpurina, que no lo lea.

La cena de hoy ha sido fabulosa. Simplemente eso, una cena, un rato juntas. Estar a tu lado me tranquiliza, me serena, me hace feliz. Y luego leer eso que tanto tiempo ha estado oculto, eso que hace tanto que escribiste...ha podido conmigo. Mientras leía he recordado todos esos momentos, aquellas primeras palabras que intercambiamos. ¿Admiras mi fuerza? No, yo admiro la tuya, por ser diferente, por nadar a contra corriente. Por tener personalidad y defender lo que crees. Siempre te he admirado, siempre he querido ser un poco más como tú. Nos complementamos, te lo he dicho muchas veces, somos una unión casi perfecta. ¿Te acuerdas de cuántas veces intentamos ver la película de Shrek? Creo que aún no la he visto completa nunca.

Hemos vivido muchos momentos felices juntas, hemos compartido risas, confidencias. Pero también hemos estado juntas en los peores momentos. Que tú has tenido lo tuyo y yo he tenido lo mío, pero siempre había una mano dispuesta a dar una colleja y a ayudarnos. Porque a pesar de que las circunstancias no nos permitan merendar cereales con leche y leche con cereales todas las semanas, estamos juntas. Porque odio mi trabajo y tu carrera, que nos impiden estar juntas. Pero disfruto recordando todos esos momentos juntas, nuestras vacaciones en la playa, el finde en tu pueblo con el vino peleón, la pequeña escapada al mercadillo medieval (que QUIERO repetir este año), y todo lo que aún nos queda por vivir.

Acabo de retroceder unos pocos años, y ¿sabes qué? No cambiaría nada. Te quiero, enana, mucho.

Bit.