jueves, 3 de noviembre de 2011

Lo que no me pase a mi...

Esta vez tengo excusa y de las buenas, ¡¡es real!! Un ser adorable y achuchable al que llamaremos Cu, me ha tenido el ordenador secuestrado 5 días, pero ahora funciona de putísima madre. Y aquí estoy, trasteándolo de nuevo más feliz que un guarro en un charco.

Semana de lo más extraña, hoy concretamente día agotador. Ganas de mandar a la mierda el trabajo aumentando. Si no fuera porque me encanta lo que hago, me hacía la maleta y me iba a Londres a darle por culo a mi hermana hasta: a) Encontrar trabajo. b) Que se me acabe el dinero y tenga que volver. c) Que me mande ella antes de vuelta de una patada en el culo porque no me soporta. Ninguna de las tres opciones me termina de convencer del todo, pero ya se verá.

Como he dicho, semana de lo más extraña, sobre todo la noche del lunes. Obviamente salí de fiesta, y pasaron dos cosas que aún no me acabo de explicar.

1. Como siempre, cogí un taxi para llegar al centro. El taxista juró que me conocía. Lo juró y lo perjuró y acabé creyéndole. Creo, y me da miedo pensarlo, que se trataba del famoso "JoseLuí", un taxista muy majo que conocimos una noche, que nos dejó fumar y al que le juramos amor eterno. Al final me acabó dando su mv del trabajo y el personal, por si necesitaba que me fuera a buscar a alguna parte en cualquier momento. Muy muy majo el colega, pero sigo pensando quién coño será y de qué noche loca me conoce.

2. En algún momento de poca lucidez, se ve que le dí mi número a un tal Juan que lleva dos días llamándome, que me ha descrito físicamente, sabe de qué trabajo y sabe mi nombre. Pero yo ni puta idea de quién es el colgado. Eso sí, me ha invitado a cenar. Muy majo el chico. No, no voy a ir a cenar con él.

Cuando me pasan estas cosas me planteo seriamente dejar de salir en plan destroyer. O dejar de beber directamente. Pero claro, luego salgo con mis amigos de cañitas "tranquis" y acabo llegando a casa a la mañana siguiente con una cogorza del copón y varias heridas de guerra. La culpa no es mía, es de ellos, pero se lo perdono.

Eso sí, este fin de semana juro y perjuro que no salgo. No me llaméis, por favor, no quiero ni puedo salir. Bueno, el sábado una tarde de cañeo me lo puedo permitir, pero nada más (JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA), en serio.

En fin, pequeñas meretrices del averno, espero que este mes pase pronto y que llegue ya el maltido día 18 para emborracharme como Dior manda. ¿Veis? No tengo remedio.

Bit.

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