sábado, 25 de junio de 2011

Sueños (IV)

Últimamente sueño mucho contigo. Puede que sean las fechas, puede que sea estar encerrada entre estas cuatro paredes o todos esos planes que ya no hacemos. Puede que sea ver cada mañana tu colonia y tu cepillo de dientes en el armario del baño. Nunca te los llevaste y yo aún no he tenido el valor de tirarlos. Al principio me reconfortaba verlos ahí, me decían que volverías. Algunas noches ponía unas gotitas en la almohada, era como dormir a tu lado. Pero yo no me quejaba del calor que dabas ni tú me decías esa frase tuya de "Si diera frío sería un invento" acompañada de tu sonrisa y esos ojos tan azules.

Escribirte ahora es una tontería, lo sé. Pero llevo tanto tiempo sin hablarte, llevo tantas noches desesperándome entre las sábanas esperando volver a verte. He intentado olvidarte, me he lanzado a otros brazos una y mil veces, pero es inútil. Ellos no son tú. Ellos no se ríen conmigo y de mi como lo hacías tú. Ellos no cocinaban algo realmente asqueroso cuando yo llegaba agotada de trabajar. Sí, cocinar nunca fue lo tuyo, pero adoraba que te pasaras horas sólo por ahorrarme trabajo y hacerme sonreir. Ellos no han salido de casa a las 3 de la madrugada para comprarme tabaco porque estaba al borde de la histeria. Ni me obligaban a salir de la cama y comer algo cuando peor estaba. Ellos no me decían lo guapa que estaba un domingo de resaca sin duchar. Ni disfrutaban como lo hacíamos tú y yo, sentados en nuestro parque contando autobuses azules y rojos. Con ellos no he podido tener esas conversaciones tan absurdas con las que nos reíamos hasta que nos dolía la tripa. No, definitivamente ellos no son tú. Y me alegro, no soportaría que nada empañara mis recuerdos.

Muchas noches temo verte, la indiferencia duele más que cualquier mirada de odio. Y eso es lo que sientes, eso es lo que soy. Nada. Espero que algún día nos volvamos a encontrar y que todo sea diferente. Pero mientras tanto, espero que seas feliz, que sean capaz de darte lo que mereces y que jamás, por nada del mundo, se pierda esa sonrisa tan tuya y esa mirada de picardía.

A ratos te odio por ser tan terriblemente adorable. Y a ratos me odio a mi por seguir guardando una esperanza que no tiene razón de ser. Pero soy humana y no puedo evitarlo, no puedo evitar llorar hasta dormirme y gritar hasta quedarme sin voz. Y soy tremendamente egoísta por contarte todo esto ahora, ¿por qué no lo hice hace un año? Ni yo misma lo se. Y de nada sirve arrepentirse ahora, eso es algo que bien he aprendido. Ahora sólo me queda mirar hacia adelante, desearte suerte y seguir con mi vida. Velar porque nuestros sueños, todo eso que siempre decíamos, se cumpla, aunque tú lo hagas con una persona y yo con otra.

Yo ya no se si te quiero, o si simplemente sigo enamorada de un recuerdo. Espero aprender eso y que cuando lo haga no sea demasiado tarde para mi. Simplemente espero que tú seas feliz.

Bit.

1 comentario:

  1. Ante todo, saca esa pedazo sonrisa que tienes y enseñasela a la vida, para dar el primer paso para ser feliz. :)

    ResponderEliminar